En el comunicado se menciona que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) “aportó al nuevo producto la provisión de un insumo clave que se emplea en el proceso de obtención de una proteína del coronavirus”.
En ese país ha habido un incremento de casos de covid-19 y se considera que una de las acciones más importantes para controlar el brote es realizar este tipo de pruebas.
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“Teniendo en cuenta esta demanda, científicos del consorcio CINDEFI-Bamboo desarrollaron el primer test serológico rápido nacional, que mediante una gota de sangre permite saber si la persona está o estuvo en contacto con el virus SARS-CoV-2”, detalla el documento.
Según varios medios de comunicación de ese país, la proteína N del coronavirus se coloca en tiras reactivas de la prueba y al entrar en contacto con la sangre de la persona que se hace el examen permite detectar la presencia de anticuerpos.
Agregan que si hay presencia de esos anticuerpos quiere decir que el virus entró al cuerpo.
Laura Hermida, subgerenta de Industria y Servicios del INTI, quien integró el equipo de trabajo junto a especialistas de los sectores de Química y Biotecnología, dijo a Télam que “el nuevo test rápido permitirá realizar estudios poblacionales a gran escala, mapeo y segregación de áreas. Podrá utilizarse, por ejemplo, en plazas, colectivos y escuelas para separar rápidamente a los positivos, a quienes luego se les podrá realizar un hisopado para aislar a los que están cursando actualmente la enfermedad”.
Según se informa, en la actualidad este tipo de pruebas son importadas, pero al producirlas localmente su costo podría ser de entre US$5 y US$7 (entre Q38.50 y Q50.9).
Sebastián Cavalitto, del CINDEFI, dijo al mismo medio que con estas pruebas se puede seguir la infección de una manera activa, en lugar de atacarlo de forma pasiva sólo centrado en pacientes con síntomas.
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“El desarrollo del insumo desde INTI acompaña al proyecto en la sustitución de importaciones, clave para que el test pueda tener un precio accesible”, concluye Hermida. Como resultado de la experiencia, la científica anticipó que, a futuro, “está previsto transferir la tecnología de producción (del IPTG) para que una empresa nacional pueda fabricarlo””.