Menos categóricos se mostraron los portavoces del Ejecutivo a la insistente pregunta de si el cargo de rebelión del que se acusa a Puigdemont, que no está tipificado como delito en Alemania, es equivalente al de alta traición, recogido en el Código Penal alemán.
El cargo de rebelión “no aparece con esa palabra” en el Código Penal, pero lo decisivo es que haya un delito “que pueda ser equiparable”, dijo la portavoz del Ministerio y, si eso es o no así, no es algo que “pueda determinar yo desde aquí”, sino la Audiencia territorial de Schleswig, añadió.
La alta traición está tipificada como delito en el artículo 81 del Código Penal alemán y penado, en los casos menos graves, con un año de cárcel, pero puede llegar a castigarse con cadena perpetua.
Las explicaciones de los portavoces del Ejecutivo alemán se produjeron horas antes de la comparecencia de Puigdemont ante el juez que debía tomarle por vez primera declaración desde que el domingo ingresó en la prisión Neumünster, que finalmente dictaminó que siga detenido mientras la justicia estudia la euroorden.
En los medios alemanes se cruzaban mientras las opiniones de juristas, divididas entre quienes sostenían, como Martin Heger, en “Der Spiegel”, que Alemania debe extraditar a Puigdemont, y quienes apuntaban lo contrario, como Wolfgang Janing, desde el diario “Süddeutsche Zeitung”, otro medio considerado de referencia.
Heger destacó que por lo menos uno de los cargos imputados al político huido -el de malversación de fondos- sí está contemplado en el Código Penal alemán y por tanto debe ser extraditado.
Janing, por su parte, se felicitaba por la pronta ejecución de la euroorden, lo que demuestra que ese mecanismo funciona correctamente, pero insistía en la inexistencia del delito de rebelión, como tal, en Alemania.
La otra pregunta que planeaba en Alemania era por qué se había detenido al político catalán en este país, una actuación que obliga a la Justicia a tomar una decisión sobre la extradición.
Puigdemont fue interceptado tras entrar en territorio alemán, en una acción coordinada entre la Policía Federal de Alemania (BKA) y la inteligencia española, que había colocado un geolocalizador en el automóvil en que viajaba el líder independentista.
Teóricamente podía haber sido arrestado en Suecia o Dinamarca, países que atravesó en coche desde que salió el viernes de Finlandia tras conocerse que se había activado la euroorden contra él.
Desde el ámbito policial, el presidente del Sindicato de la Policía Alemana (DPoIG), Ernst Walter, expresó su sorpresa por que no se hubiera procedido a la detención hasta llegar a Alemania.
Las fuerzas de seguridad danesas, recordó, están “tan obligadas como las alemanas” a “la ejecución de los mecanismos que la Justicia, en ese caso la europea, ha puesto en marcha”, dijo Walter, mientras la policía del país vecino esgrimía que no había sido informada con tiempo suficiente para actuar.
El plan inicial de Puigdemont era partir el sábado, vía aérea, de Finlandia a Bruselas, donde residía desde que el pasado octubre huyó de España.
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