Aunque en un primer momento se informó de que 15 personas murieron en el ataque, la Policía Local aseguró que la cifra ya ha ascendido a 35, mientras que los equipos de rescate continúan en el lugar de los hechos y un gran número de heridos han sido evacuados a hospitales cercanos.
Aunque ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque, el nuevo presidente somalí, Mohamed Abdullahi Farmaajo, condenó el atentado y pidió unidad ante el “barbarismo” de Al Shabab.
La milicia radical terrorista advirtió recientemente que continuaría con sus ataques tras la designación del nuevo presidente el ocho de febrero.
Los terroristas ya atentaron contra el nuevo Gobierno el jueves recién pasado, cuando dos niños murieron por el lanzamiento de varios proyectiles de mortero en las inmediaciones del palacio presidencial, donde el nuevo presidente se encontraba reunido con su predecesor, Hassan Shiekh Mohamud.
En los últimos meses, los terroristas han optado por una estrategia de confrontación directa y han lanzado varios ataques contra bases militares de la misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), lo que ha causado la muerte de centenares de soldados.
Además, decenas de civiles han muerto en ataques perpetrados contra hoteles y restaurantes de la capital, que se han convertido en objetivo constante del grupo terrorista.
Según un reciente informe de Naciones Unidas, Al Shabab sigue teniendo capacidad para efectuar acciones a gran escala tanto dentro como fuera de Somalia y la situación de la seguridad en el país africano “no ha mejorado”.
La milicia radical, filial de Al Qaeda en Somalia, lucha por instaurar un Estado islámico de corte wahabí en el país, donde controla grandes extensiones de territorio en el sur y el centro.