“No se a qué hora se produjo el deceso, ella ha pedido a las autoridades que le entreguen los restos”, agregó.
El antiguo profesor universitario de filosofía, que había sufrido problemas de salud en julio, pasó sus últimos 29 años preso cargando sobre su espalda haber sido el responsable intelectual de uno de los más cruentos conflictos en América Latina, con 70 mil muertos y desaparecidos en dos décadas (1980-2000), según cifras de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003).
Guzmán acabó sus días como el preso más famoso de Perú, sin concretar su aventura de reproducir en Perú a sangre y fuego el modelo de su ícono Mao. La causa y detalles de su deceso no han sido informados.
Guzmán se había negado a ser transferido a un centro de salud, después de rechazar ingerir alimentos por algunos días.
Cumplía su cadena perpetua en la cárcel de máxima seguridad de la Base Naval del Callao, próxima a Lima, pero debía ser trasladado a una prisión común en los próximos meses.
La primera autoridad en comentar la noticia fue el ministro de Salud, Hernando Cevallos, quien declaró a la prensa que “nadie desea el fallecimiento de nadie por más delitos que haya cometido”, pero que “es lamentable como cualquier persona que fallece en cualquier circunstancia”.
En los últimos años, diversos brazos políticos de Sendero promovieron la idea del indulto y la excarcelación de Guzmán y los líderes senderistas sentenciados en pos de una reconciliación, pero el tema no fue acogido por la opinión pública ni los sectores políticos.