En Londres, un millar de manifestantes, congregados en Trafalgar Square, pidieron el “fin de la tiranía médica”.
En París, 200 a 300 personas protestaron contra la obligatoriedad de la mascarilla. Sophie, una parisina de unos 50 años, acudió a manifestarse en “favor de la libertad de elegir”: “Soy una ciudadana que se opone a medidas liberticidas que no tienen ninguna justificación médica”, dijo.
Otro millar de personas manifestaron en la ciudad helvética de Zurich.
En Berlín, la policía interrumpió el sábado la manifestación de unas 20 mil personas porque no se estaban respetando las reglas de seguridad exigidas por el gobierno.
Los manifestantes “incumplieron la distancia mínima (de seguridad entre personas) pese a las reiteradas demandas” de las fuerzas del orden, informó la policía, que justificó que “no hay otra posibilidad que disolver la manifestación”, en la mítica puerta de Brandemburgo.
Tras el anuncio de la policía, muchos manifestantes se quedaron en el lugar, sentados en el suelo en medio de la calzada, y gritaban “resistencia” o “somos el pueblo”, una consigna usada por la extrema derecha, mientras otros entonaban el himno nacional.
Muchos de ellos siguieron manifestando, y un grupo lanzó piedras y botellas contra las fuerzas de seguridad. Dos personas fueron detenidas.
“¡Merkel debe irse!”
“Pensadores libres”, activistas antivacunas, partidarios de la teoría de la conspiración y simpatizantes de extrema derecha se dieron cita en esta protesta, bautizada como “fiesta de la libertad y de la paz”.
Desde primera hora se habían congregado personas de todas las edades, incluidas familias con niños. “Merkel debe irse”, era uno de los gritos que brotaban a menudo de esta multitud.
“No soy simpatizante de extrema derecha, estoy aquí para defender nuestras libertades fundamentales”, decía Stefan, un berlinés de 43 años, con la cabeza afeitada, que llevaba una camiseta gris con el mensaje “¡pensar, ayuda!”.
Una manifestación similar reunió el 1 de agosto a unas 20 mil personas en Berlín, la mayoría cercanas a la extrema derecha. En aquel caso también fue dispersada por la policía por las mismas razones.
El ayuntamiento de la capital alemana prohibió inicialmente la manifestación de este sábado por “razones de salud pública”: la imposibilidad de respetar la distancia de al menos 1.5 metros entre los manifestantes.
Pero el tribunal administrativo dio la razón a los organizadores al dictaminar que “la existencia de un peligro inmediato para la seguridad pública” no era un motivo válido, aunque puso condiciones.
Creciente malestar
Esta protesta se llevó a cabo en un contexto de creciente malestar entre la opinión pública alemana por las restricciones decretadas contra la pandemia, pese a que no han sido tan draconianas como en España o Italia, países mucho más golpeados por el covid-19.
El promotor de la manifestación, Michael Ballweg, un empresario informático sin etiqueta política a la cabeza del movimiento “Pensadores no conformistas-711”, surgido en Stuttgart, describió el intento de prohibición de “ataque a la Constitución” alemana que defiende el derecho de expresión.
Sus partidarios protestan contra la “dictadura” de las medidas por el nuevo coronavirus que consideran un obstáculo para su libertad. Exigen la caída del gobierno de Angela Merkel y nuevas elecciones en octubre de 2020, es decir un año antes de lo previsto.
Igual que numerosos países europeos, Alemania afronta esas últimas semanas un rebrote de la pandemia, con un promedio de 1 mil 500 nuevos casos declarados cada día.
La pandemia del Covid-19 ha causado al menos 838 mil 271 muertos en todo el mundo desde la aparición del virus en diciembre de 2019, según un balance este 29 de agosto a partir de fuentes oficiales.
En todo el planeta se han diagnosticado 24.8 millones de casos de infección del nuevo coronavirus.