Lanzas, quien siempre mantuvo su inocencia, había denunciado ante el Cenidh un supuesto maltrato policial al momento de ser detenido, el 29 de diciembre recién pasado.
De acuerdo con la denuncia, Lanzas sufrió lesiones graves en sus pies durante el arresto, que le impidieron levantarse del baño insalubre de la prisión, donde supuestamente lo ubicaron los agentes policiales.
Lanzas habría pasado al menos dos semanas pidiendo atención médica a los policías, y no fue trasladado a un centro médico hasta que sus compañeros de cárcel hicieron un escándalo, aseguraron sus familiares.
El hombre, que perdió sus pies a la altura media entre los tobillos y las rodillas, había sido acusado de robar una bomba para fumigar, un reloj, una planta solar, herramientas agrícolas y granos básicos, por un valor de unos 212 dólares.
El caso provocó conmoción en Nicaragua, considerado uno de los países más seguros de Latinoamérica.
Se trata de un golpe a la imagen de la Policía Nacional nicaragüense que en el 2017 se implicó en la desaparición de los cuerpos de dos menores de edad tras una balacera en el que intervinieron las Fuerzas Armadas.
A ello se suma el hecho de que dos años antes agentes antinarcóticos mataron a una mujer y varios niños que regresaban de un culto evangélico al creer que eran narcotraficantes.