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“Acurrucado y en posición defensiva”: El relato de cómo fue encontrado un alpinista desaparecido hace 22 años

El deshielo de los glaciares de la montaña más alta del país ayudó a descubrir el cuerpo de Bill Stampfl, quien desapareció mientras escalaba con dos amigos.

Agentes del Departamento de Alta Montaña encuentran el cuerpo momificado y deshidratado de alpinista en nevado de Huascarán. (Foto Prensa Libre: EFE)

Agentes del Departamento de Alta Montaña encuentran el cuerpo momificado y deshidratado de alpinista en nevado de Huascarán. (Foto Prensa Libre: EFE)

Dos décadas después de que Bill Stampfl desapareciera durante una avalancha mientras escalaba la montaña más alta de Perú, su hija, Jennifer Stampfl, ya había aceptado —hasta cierto punto— que lo había perdido para siempre.

A veces aún soñaba que estaba vivo en Perú, con amnesia, sin saber que tenía familia en Estados Unidos. Sabía que él odiaba el frío, así que la idea de que estuviera atrapado en el hielo era inquietante. Sin embargo, creía que finalmente había aceptado que la montaña se quedaría con su padre.

Entonces, un sábado del mes pasado, recibió una llamada de su hermano, Joseph Stampfl. Lo primero que él le preguntó fue si tenía dónde sentarse.

“Me dijo que habían encontrado a papá”, relató. “Yo respondí: ‘¿Qué?’”.

Ryan Cooper, otro estadounidense, había buscado a Joseph Stampfl para decirle que, junto con un grupo de alpinistas, había hallado el cadáver de su padre en el Huascarán, un pico de 6 mil 768 metros de altura en la cordillera de los Andes. Según informó el martes la policía peruana, como resultado del derretimiento de los glaciares de la montaña por el cambio climático, el cuerpo de Bill Stampfl había emergido del hielo que lo conservó desde que desapareció durante una expedición que hizo con dos amigos en 2002.

El 27 de junio, los alpinistas descendían del Huascarán cuando observaron una forma oscura que sobresalía entre la nieve, explicó el martes Cooper, de 44 años, quien es entrenador personal en Las Vegas. A medida que se acercaban, se dieron cuenta de que se trataba de un cuerpo, acurrucado en posición defensiva como alguien que intenta protegerse durante una avalancha.

El cuerpo se encontraba completamente expuesto sobre el hielo, continuó Cooper. “No es que la mitad de él estuviera bajo el hielo ni nada parecido; estaba sobre el hielo”, dijo. A juzgar por la ropa anticuada y el estado momificado de su piel, estaba claro que el cuerpo había permanecido ahí “muchísimo tiempo”.

En una riñonera encontraron un documento de identidad y un pasaporte aún legibles. Cooper y su hermano, los dos únicos estadounidenses del grupo, sabían que tenían que encontrar y dar aviso a la familia de Stampfl.

“Aún llevaba su anillo de boda en el dedo”, dijo. “Por eso supe que había estado casado, y sabía que probablemente tenía una familia y que en algún momento alguien lo esperaba en casa. Y no volvió a casa”.

Encontraron el cadáver por pura coincidencia. Cooper explicó que su grupo había intentado llegar a la cima, pero se había dado la vuelta tras determinar que las condiciones eran demasiado peligrosas. En el camino de regreso, explicó, tomaron una ruta más antigua que ya casi no se usa, debido a la manera en que el entorno de la montaña ha cambiado.

Al principio, Cooper se sintió muy decepcionado por no haber conseguido llegar a la cumbre, relató. “Pero al ver cómo resultaron las cosas, me di cuenta de que no estaba destinado a hacer cumbre”, dijo. “Estaba destinado a encontrar a Bill”.

Antes incluso de que el grupo hubiera terminado de descender, Cooper se puso en contacto con su esposa en Las Vegas para que le ayudara a localizar a la familia de Stampfl. Con la ayuda de viejos artículos de periódico, empezaron a reconstruir la historia de su desaparición. Dos días después de descubrir el cadáver, Cooper habló por teléfono con Joseph Stampfl, que ahora tiene 51 años.

En junio de 2002, Bill Stampfl partió de California con dos amigos, Steve Erskine y Matthew Richardson, para hacer cumbre en el Huascarán. Mientras escalaban, quedaron atrapados en una avalancha. Solo el cuerpo de Erskine fue recuperado.

Bill Stampfl, de 58 años en aquel momento, era el mayor de los tres amigos. Según explicó Joseph Stampfl, su padre apenas había empezado a practicar el alpinismo a finales de sus 40 o principios de sus 50, pero entrenaba y se preparaba intensamente para sus expediciones. Jennifer Stampfl, que ahora tiene 53 años y es maestra en Paloma, California, recordaba cómo su padre y Richardson subían corriendo una montaña local con bolsas de 27 kilos de arena para gatos en sus mochilas como parte de su entrenamiento.

Cuando su padre desapareció, dijo, “fue casi irreal”.

“Un día estaba aquí y al otro no”, continuó. “Y no sabemos dónde está”.

Con el tiempo, la familia había llegado a aceptar que había perdido a Stampfl para siempre, dijo ella. Eso hizo que cuando Cooper se pusiera en contacto fuera “un shock aún mayor”, dijo.

Al principio incluso se preguntó si la llamada no sería algún tipo de estafa. Pero cuando Cooper les contó los detalles de su experiencia y les envió fotos de los documentos de su padre, por fin lo asimilaron.

Luego de digerir la noticia, Jennifer y Joseph Stampfl contrataron a un equipo de rescate alpino para recuperar su cuerpo de la montaña, lo cual hicieron el viernes, acompañados por las autoridades peruanas. El cuerpo de Stampfl será conducido en un trayecto de nueve horas hasta una morgue en Lima, la capital de Perú, donde será incinerado, dijo Jennifer Stampfl.

Al igual que en otros picos de todo el mundo, el derretimiento de los glaciares en Huascarán puede dar lugar a más descubrimientos de cuerpos enterrados hace mucho tiempo, explicó Lenin Alvarado, un oficial con la Unidad de Salvamento de Alta Montaña de la Policía Nacional del Perú.

Cooper comentó que los efectos del cambio climático eran evidentes cuando estaba en la montaña. “Básicamente se está cayendo a pedazos, simplemente se está desmoronando”, dijo.

Una vez que los restos de Stampfl regresen a Estados Unidos, su hijo y su hija esperan poder esparcir algunas de sus cenizas en el monte Baldy, el pico donde Stampfl solía entrenar.

Volver a ver a su padre, congelado en el tiempo, ha reabierto viejas heridas en Jennifer Stampfl. No obstante, también ha supuesto un cierre.

Ahora que sabe con certeza lo que le ocurrió, espera que esos sueños en los que sigue vivo y perdido lleguen a su fin, dijo. Saber que ya no estará solo en el frío y que volverá a estar con su familia es un alivio para ella.

“No lo quiero en la montaña; lo quiero de vuelta conmigo”, dijo. “Él debe estar conmigo”.

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