Toman en cuenta diferente factores como las amenazas nucleares, tecnológicas y climáticas. Desde 1947 se ha reinicializado 24 veces, pero ninguna desde que comenzó la guerra en Ucrania. La última fue en 2020 y las agujas de este péndulo se colocaron a un minuto y 40 segundos del final del mundo, esto es estamos a 23 h 58 min 20 s del apocalipsis.
Para decidir si se atrasa o se adelanta el fin del mundo, los integrantes de esta organización se reúnen dos veces por año para analizar el contexto y los fenómenos recientes y cómo influyen en el devenir del planeta y en su destrucción.
La primera vez que se cambió la hora de este reloj fue en 1949, cuando la Unión Soviética probó su primera bomba nuclear. En 1991 fue el año en el que las agujas se colocaron lo más lejos de medianoche, coincidiendo con el final de la guerra fría cuando soviéticos y estadounidenses firmaron “el tratado de reducción de armas estratégicas”.
Por supuesto que este reloj y su hora son puramente simbólicos. Una especie de metáfora, según la ONG Bulletin of the Atomic Schientists, de los peligros que acechan al planeta y una manera de llamar la atención a nuestros dirigentes sobre la inacción frente a estas amenazas.
Si bien el reloj es simbólico, las amenazas son reales como la expansión de las armas atómicas, un mundo muy polarizado y con tensiones internacionales crecientes y la multiplicación de catástrofes climáticas.