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Virgen de plata de Chiantla

En las faldas de los Cuchumatanes, se encuentra Chiantla, Huehuetenango, un lugar indescriptible, donde el paisaje, sus leyendas y artesanías hace que se confundan la realidad y el sueño. Uno de sus grandes tesoros es la imagen de la Virgen de Candelaria.

Virgen de Chiantla, Huehuetenango. (Foto: Hemeroteca PL)

Virgen de Chiantla, Huehuetenango. (Foto: Hemeroteca PL)

Los creyentes tienen tanta fe en la imagen de la Virgen, patrona del lugar, que la llaman Virgen Milagros de Plata. Es llamada así, porque los pobladores aseguran que sus peticiones se cumplen y, además, porque el manto que cubre las dos esculturas, tanto de la Virgen como del Niño Dios, son de plata.


Los feligreses llegan con mucha fe a la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, en Chiantla. Ingresan de rodillas al templo y se dirigen hasta el altar, pues tienen fe que la Virgen los sanará de enfermedades y solucionará sus problemas.

Durante las festividades de Candelaria —2 de febrero— se calcula que llegan unas 15 mil personas desde varias partes del país y del sur de México.

El cronista Ovidio Tello Mérida relató que la imagen se mantiene en un camerino de cristal, y que el manto de plata tiene siete diamantes, asociados con los días de la semana.

La imagen se ubica en el altar mayor sobre una mesa de mármol cubierta de plata y con piso de mármol.

La imagen de la Virgen fue traída del templo de Santo Domingo y fue esculpida por Quirio Cataño —escultor del Cristo Negro, de Esquipulas—, pero no se sabe en qué fecha, refirió Tello.


El origen sobre el manto de plata se mezcla con la leyenda, que relata que los españoles Juan de Espinar y Juan de Almengor descubrieron minas de plata en la aldea Torlón, y ofrecieron a la Virgen que si encontraban la veta madre del mineral le harían un camerino y la vestimenta de plata.

Se dice que encontraron la veta, pero solo cumplieron con la promesa del vestido y la corona, y por eso fueron castigados, pues murieron soterrados en la mina.

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La Virgen del Rosario de Santo Domingo y la Virgen de Chiantla están estrechamente relacionadas. Ambas pertenecen a tallas dominicas del siglo XVI que respondían al gusto manierista de la época.

Se cree que la Virgen de Chiantla era originalmente del Rosario, pero según historiadores mencionan que debe conocerse como de Candelaria, ya que así la llamó el arzobispo Pedro Cortés y Larraz durante su visita pastoral a Chiantla en 1770, a pesar que no tiene las características propias dicha advocación.

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