Los testigos indicaron que Juan Pablo II se dirigi?a a la catedral de Myuongdong cuando un hombre joven no identificado avanzo? desde la multitud.
Parado a unos tres metros del vehi?culo blanco del Papa el hombre disparo? su pistola. Los testigos dijeron que por lo menos uno de los disparos hizo blanco en la pantalla de vidrio a prueba de balas para proteger al Papa.
El asaltante luego arrojo? la pistola y se escondio? detra?s de una columna de concreto de la autopista elevada, donde fue arrestado por la polici?a. Los testigos dijeron que el Papa parecio? sorprendido cuando escucho? los disparos.
El cardenal Stephel Kim, arzobispo de Seu?l, que acompan?aba al Ponti?fice, estaba aterrorizado, dijeron los testigos. Agregaron que el Papa, sin embargo, parecio? sorprendido y luego sonrio?.
“El hombre, de largo cabello y que pareci?a un estudiante universitario, estaba cerca donde yo me encontraba. Repentinamente se paro? casi frente al vehi?culo del Papa e hizo los disparos”, dijo Lee Soo Jin, de 16 arios, uno de los testigos.
El Papa Juan Pablo II escucho? las angustias de los coreanos sobre su dividido pai?s al celebrar una misa y ordenar nuevos sacerdotes en la tercera ciudad de Corea del Sur.
Horas después, el Papa visitó Pusan, la segunda ciudad surcoreana, para reunirse con trabajadores y dejar un mensaje sobre las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores.
Por la noche se reunió con el clero católico de la universidad jesuita de Sogang en Seúl, escena de las manifestaciones contra el gobierno durante los últimos dos días.
En la universidad Corea de Seúl, la policía antimotines usó gases lacrimógenos para dispersar un grupo de mil 500 estudiantes reunidos en una protesta contra el régimen. Fue el tercer día consecutivo en que la policía usó el acre gas para controlar a los manifestantes.
“Queremos que el Papa Juan Pablo II sepa sobre las violaciones del gobierno en todo el país”, dijo un dirigente universitario de la universidad Corea que pidió no ser identificado. “El gobierno oculta sus violaciones de la ley y los derechos humanos”, dijo el estudiante.
El Pontífice viajó a Taegu, unos 220 kilómetros al sureste de Seúl para celebrar unamisa y ordenar a 38 nuevos sacerdotes en un congreso juvenil.
La ciudad, con una población de 1,8 millones, lucía un tono festivo ante la visita del papa. Adornos y arcos proclamaban su “Bienvenida al Papa Juan Pablo II”.
En Kwangju, el Papa visitó el sitio de la más sangrienta insurrección antigubernamental y convocó a la reconciliación “para aliviar el dolor de los corazones heridos, repletos de ansiedad y amargura”.
Una insurrección encabezada por estudiantes estalló el 18 de mayo de 1980 en esta capital agrícola, luego de que el gobierno amplió sus funciones en el marco de la ley marcial y arrestó a populares figuras políticas. Paracaídistas precedidos por tanques aplastaron la revuelta el 27 de mayo de 1980. El gobierno admitió que murieron 189 personas y 800 fueron heridas, pero fuentes extraoficiales, las víctimas fatales habrían llegado a cerca de 400.
El 7 de mayo Juan Pablo II canonizó a 103 mártires coreanos en una ceremonia catalogada como “histórica” ya que era la primera canonización fuera de Roma en más de seis siglos. El Papa estuvo durante cinco días en Corea del Sur y luego partió a Nueva Guinea.