Desde el punto de vista iconográfico tiene lineamientos de un barroco tardío, disminuidos por la fuerza neoclásica, pero aún es perceptible el giro del cuello y la mirada airosa que refleja las gracias pictóricas del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo. La forma en que es vestida contribuye también a resaltar la expresión de la imagen, que da sensación de estar en movimiento.
De rostro vuelto al cielo y la mirada embelesada, su cabeza está inclinada hacia la izquierda y su cuerpo se ladea hacia la derecha. Sus manos extendidas las entrelaza sobre la diestra de su pecho y sobresale su rodilla para apoyar el pie derecho sobre una media luna de plata pura. Sobre sus manos revolotea una paloma cincelada en plata que representa al Espíritu Santo que porta en su pico un anillo, que de acuerdo a la tradición oral formó parte de las alhajas de la difunta esposa del general Rafael Carrera, presidente de la República en dicha época.
De los hombros de la esbelta escultura surge una aureola de doce estrellas y diamantes bañada en oro. Su corona es una pieza extraordinaria de la platería guatemalteca del siglo XIX, cincelada por el maestro platero Antolín de Cáceres, vecino de la Nueva Guatemala de la Asunción. En la presea tiene grabado el siguiente mensaje: “El clero y pueblo de Guatemala 1855”.
La Virgen del dogma
La imagen de la Inmaculada Catedralicia fue mandada a hacer ex profeso por la inminente proclamación del dogma, el cual fue finalmente declarado por el Papa Pío IX en la bula “Innefabilis Deus el 8 de diciembre de 1854. En Guatemala la celebración de la proclamación del dogma se celebró por todo lo alto, dentro del programa de cultos se contempló la coronación episcopal de la nueva imagen de la Inmaculada.
El gobierno presidido por el general Rafael Carrera, quien mantenía una estrecha relación con la Iglesia Católica, decretó tres días de fiesta en la capital para que el pueblo pudiera asistir a los fastos. Las calles fueron adornadas con festones de hojas de encino, flores y flecos de papel de china, banderas, entre otras expresiones populares. El desbordamiento incluyó desfiles, conciertos, arcos monumentales y quema de pólvora.
Don Ramón A. Salazar, al hacer mención de esta festividad en su obra “Tiempo Viejo”, la coloca como una de las más grandes que existen en la memoria del país, entre los “cuatro grandes festivales del siglo XIX en Guatemala, de esos que no se olvidan y cuyo recuerdo se transmite de generación en generación”. Las festividades a las que refiere Salazar fueron: La Jura de Fernando VII de España, vinculada al traslado de la Santísima Virgen del Rosario a Santo Domingo, la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, la inauguración del tren en 1884 y el cuarto centenario del descubrimiento de América.
Pasado el año de 1855, a nadie extrañaba contemplar días antes de la fiesta a varios monseñores, incluido el arzobispo, rodilla en tierra, vistiendo a los arcángeles. Ellos también engalanaban con sus vestiduras bordadas en oro a la imagen de la Virgen. El séquito de los arcángeles que cada 9 de diciembre preceden el anda de la preclara imagen de la Virgen de Concepción se atribuyen también al Ventura Ramírez, esto puede corroborarse con el asombroso parecido entre el arcángel Gabriel y la propia talla de la Virgen.
En sus primeros años el Rezado de la Virgen de Catedral tomó un auge inusitado y de gran esplendor según cuentan las crónicas de la época. A él asistía el Cabildo y el Seminario en pleno, formando dos filas; en el centro y delante del anda caminaba toda la procesión el señor Arzobispo vestido de gran gala con capa magna, acompañado de dos canónigos, todos con vestiduras celestes.
El anda por su reducido tamaño era cargada únicamente por el cabildo y el seminario. La iglesia se engalanaba con cortinajes celestes y blancos, así como con finos brocados con galón de oro. Antes de que saliera el rezado las familias pudientes de la capital llevaban sus mejores joyas y se las ponían a la imagen, costumbre que fue desapareciendo con el tiempo. En la actualidad se realiza la tradicional procesión o “Rezado” cada 9 de diciembre en la cual participan miles de fieles acompañándola o llevándola en hombros, amenizada la procesión con una banda de música que interpreta marchas triunfales y sones típicos de Guatemala.
Consagración y coronación
Uno de los hitos en la historia de esta sagrada imagen lo constituyó su Consagración, de manos de monseñor Próspero Penados del Barrio, acto realizado el 6 de diciembre de 1998 en el interior de la Catedral Metropolitana, en recuerdo de la ceremonia la imagen luce sendas cruces de oro en sus manos, pies y cabeza. Posteriormente realizó un recorrido breve alrededor de la Plaza de la Constitución.
En el año 2004 la Santa Sede concedió al Arzobispado de Santiago de Guatemala la gracia de la Coronación en grado Pontificio a la imagen de la Inmaculada Concepción de Catedral, acto que se realizó el 5 de diciembre de 2004 como parte de las celebraciones del 150 aniversario de la Declaración del Dogma Concepcionista y en las vísperas del sesquicentenario de su veneración. Para el efecto la imagen no estrenó corona, ya que se utilizó la misma con la que fue coronada en 1855, que fue restaurada.
Recorrido y puntos de referencia para la procesión de la Virgen de Concepción de Catedral a realizarse el sábado 9 de diciembre de 2017.