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Una vida consagrada al periodismo

Álvaro Contreras Vélez, uno de los fundadores de Prensa Libre y autor de la Columna Cacto, inició su labor periodística a la edad de 13 años.

Álvaro Contreras Vélez uno de los fundadores de Prensa Libre. (Foto: Hemeroteca PL)

Álvaro Contreras Vélez uno de los fundadores de Prensa Libre. (Foto: Hemeroteca PL)

El 16 de agosto de 1960 se publica un artículo en este periódico donde se celebraban dos acontecimientos importantes. El primero, la fecha conmemorativa de su fundación y segundo, las bodas de plata del periodista Álvaro Contreras.

Según relata la nota, “en homenaje a esos veinticinco años de trabajo periodístico de Álvaro, el conocido autor de la columna Cacto, la empresa encomendó a uno de sus reporteros la redacción de un reportaje sobre esa labor que había mantenido sin interrupción hasta ese momento”.

Es un largo recorrido desde que aquel jovencito se presentó a la redacción de un diario capitalino diciendo que deseaba ser reportero; aunque no le pagaran un sueldo.

A continuación  un extracto de la entrevista realizada a don Álvaro Contreras en 1960, con motivo cumplir 25 años en el periodismo:

-¿Cuándo principió a escribir en periódicos?-

Fue en 1935. Cursaba el sexto grado de primaria en la escuela República de Costa Rica. Un día me presenté a El Imparcial con la pretensión de que me dieran empleo. Hablé con David Vela y Carlos Rodríguez Cerna que fueron los primeros hombres de letras que me ayudaron a hacer realidad mis aspiraciones. David  era jefe de reacción y me asignó un puesto de complacencia, reportero escolar. Esa ha sido mi mejor credencial.

-¿Y qué tal el  puesto de reportero escolar?-

Magnífico. Mi primer nota fue sobre un accidente sufrido por un muchacho de apellido Valdizán quien se fracturó un brazo jugando béisbol en un equipo escolar.

-¿Económicamente cómo andaba la situación?-

Estuve varios meses sin sueldo. Pero ese mismo año obtuve la primera remuneración en el semanario Acción que dirigían Chicuco Quiñonez, Pepe Hernández Cobos y José Luis Cifuentes. Y me siguieron pagando… cuando había dinero.

-¿Y después?-

Entré a formar parte del personal de Nuestro Diario, con un fabuloso sueldo de diez quetzales mensuales. Permanecí allí hasta junio de 1951 cuando por razones de orden político ese periódico pasó a manos de gente de Árbenz y despidieron a Pedro Julio García que era el director. Sus compañeros de trabajo nos solidarizamos con él y… nos echaron a todos.

Biografía

Nació el 8 de abril de 1921, en San José, Costa Rica. Vino a Guatemala, por primera vez en 1925. Retornó a su país natal, años después y volvió para establecerse definitivamente en 1933.

Hijo de Islam Contreras Castro y Mercedes Vélez de Contreras, estudió la primaria y secundaria en Costa Rica, Belice y Guatemala. Obtuvo el título de periodista profesional en la Escuela Centroamericana de periodismo, adscrita a la facultad de humanidades de la Universidad de San Carlos, el 30 de noviembre de 1952. Formó un matrimonio con Olga Molina Muñoz, con quien tuvo siete hijos

En 1954, el gobierno estadounidense le otorgó una beca para realizar estudios de posgrado en periodismo en varias universidades de los Estados Unidos.

Miembro fundador de la Asociación de periodistas de Guatemala (APG), entidad en la que figura con el número 9 de inscripción.

En 1951 juntamente con Pedro Julio García, Mario Sandoval Figueroa, Isidoro Zarco, Salvador Girón Collier y Alfonso Rodríguez Muñoz, integra la sociedad fundadora y propietaria de Prensa Libre, trabajando como jefe de redacción del periódico hasta julio de 1959, para hacerse cargo de la gerencia de publicidad de la empresa.

Escribió libros como “Humor” en 1952, “Suicidio Barato se necesita” y “Memorias de un amnésico”, ambas novelas humorísticas, (1949). También realizó composiciones musicales dentro las que destacan: Los boleros “Lo llaman Pecado”, “Contrabando”, “Culpas de amor”, “No sé qué te encontré”,  y “Orquídea y mujer”.

Falleció el 10 de diciembre de 2005, a los 84 años de edad, con su muerte llegó a su fin una carrera de más de 70 años de ejercicio periodístico caracterizado, en los primeros años, en el oficio de reportero, en el afán de buscar la noticia y presentarla con objetividad y equilibrio, más allá de los riesgos que implicaba la convulsión nacional, y más tarde, por el análisis profundo y propositivo de la realidad de Guatemala, matizada de ironía y también de fino humor.

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