En la década de los ochentas, aproximadamente unos once o doce millones de feligreses visitaron al Cristo Negro de Esquipulas y en los últimos meses, los problemas bélicos de la región, en lugar de disminuir, parece que han aumentado su asistencia, informó monseñor Rodolfo Quezada Toruño, prelado de Esquipulas.
Este día, fecha en que se conmemora el día consagrado a la imagen milagrosa del Señor de Esquipulas, al igual que la temporada que se vive, la basílica permanece abierta las 24 horas y pasan al camarín a venerar la imagen unas siete u ocho mil personas diarias, lo que significa entre 12 y 15 mil en las colas, agregó.
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La gran afluencia de peregrinos obliga a formar colas para confesarse, venerar al Cristo, bendiciones y hasta para entrar a los servicios sanitarios, por lo que pedimos a la gente que no se moleste, que acepte las colas tanto en el interior como en el exterior de la basílica, ya que son para su seguridad y orden, expresó el prelado.
Santa misa
La santa misa, que será concelebrada hoy a las 11 horas, tendrá en su homilía la primera parte dedicada a la historia de la tradición de venerar al Señor de Esquipulas, la segunda parte acerca del contenido espiritual que tiene la fiesta religiosa y una tercera parte sobre la relación que tiene Esquipulas y la paz, reveló monseñor Quezada Toruño.
Los padres que están en la basílica no se dan alcance para atender a todos los peregrinos, por lo que llegan sacerdotes de otras diócesis para ayudarlos, sobre todo porque miles de personas quieren confesarse.
La Basílica
Fue construida entre 1740 y 1758 y bautizada bajo el nombre de Santuario del Señor de Esquipulas.
En 1961, Monseñor Mariano Rosell y Arellano dirigió una petición al entonces papa Juan XXIII, quien elevó al Santuario de Esquipulas al rango de Basílica Menor.
El 6 de febrero de 1996 con motivo de clausurar el Año Jubilar del Señor de Esquipulas, Su Santidad Juan Pablo II presidió una misa en el Valle de María, como parte de las actividades realizadas durante su segunda visita al país.
El cristo
El provisor del obispado fray Cristóbal de Morales contrató en 1594 al escultor Quirio Cataño para que tallara “un crucifijo de vara y media, bien acabado y perfeccionado”, cuyo trabajo sería retribuido con cien tostones, reunidos con esmero por los campesinos del lugar, con lo obtenido de una próspera cosecha de algodón.
El Cristo, que originalmente era encarnado y que adquirió su color oscuro por una oxidación producida por el humo de las velas y el incienso al que estaba expuesto, fue entregado a las autoridades eclesiásticas, quienes, maravilladas de la obra, eligieron el 9 de marzo de 1595 como fecha del comienzo de su devoción.
Quién era Quirio Cataño
Quirio Cataño destacó en la Época Colonial como uno de los más grandes escultores del Reino de Guatemala.
Llegó procedente de Portugal más o menos en el año 1580, año en el que contrajo matrimonio con Catarina de Mazariegos.
Algunos especialistas coinciden en que su formación artística debió hacerse en Portugal o Italia, entre 1556 y 1575.
Su taller estaba instalado en la Calle de los Pasos Perdidos y allí se daban cita un gran grupo de artistas que trabajaban cada uno en su especialidad.
A comienzos del siglo XVII El taller de Quirio Cataño era uno de los más grandes y mejor organizados de la Ciudad de Santiago.
Sin lugar a dudas el trabajo más famoso realizado por Quirio Cataño fue la imagen de Jesús Crucificado de Esquipulas.
Se cree que la escultura originalmente era de color moreno natural pero con el paso del tiempo se fue oscureciendo por el humo de miles de velas.
No se tiene certeza del año de nacimiento ni de la muerte de Cataño, y muchas de sus obras quedaron en el anonimato. algunas todavía se conservan en Santiago de Los Caballeros, Antigua Guatemala.