¿Qué opina de la manera en que se celebra la Huelga?
A pesar de que es una algarada y humorada, debe ser tomada en serio. La Huelga no consiste solo en andar encapuchado, ofendiendo a las mujeres, haciendo pintas y emborrachándose. Hay que comprender que los estudiantes universitarios somos la voz del pueblo. Por eso se tienen que hacer buenas denuncias, para desenmascarar a los corruptos y asesinos.
¿Cuál es el significado de la Huelga?
El año pasado fue declarada Patrimonio Nacional Intangible de la Nación, en un acto que se llevó a cabo en el Palacio Nacional de la Cultura, al que fui invitado, pero no asistí porque nunca me han gustado los actos oficiales.
Es un espectáculo popular y, como dice mi amigo el obispo Gonzalo De Villa, es el único país en donde el carnaval se prolonga más allá del Miércoles de Ceniza, entre boletines, proclamas, elección de reyes feos, declaratoria de huelga, velada estudiantil y culmina con el desfile bufo.
Hay dos generaciones brillantes en esta actividad, la de 1920, con Miguel Ángel Asturias, David Vela, Barnoya y Quintana, que fueron los que la resucitaron y sacaron a la calle, y la de 1945, que resucitó la huelga después de la dictadura de Jorge Ubico, en la que estuvieron Chico Luna, el Loco Alvarado, Chus Guerra, Chichicúa López Urzúa y otros estudiantes.
¿Qué opina de los excesos?
Siempre ha habido, tanto en los desfiles de 1920 como en los de 1945, donde cometimos muchos excesos. Ha tenido momentos de gloria, y tristeza, cuando ha sido agredida. En tiempos de Manuel Estrada Cabrera mataron a un estudiante en la Escuela de Derecho y la suspendieron. Después resucitó, en tiempos de la generación de 1920, y la suprimió Ubico, en 1931, y resucitó en 1945.
¿Qué significa La Chalana en estas actividades?
Mucha gente confunde La Chalana con la Chabela. La Chalana, que nació en 1922, es el canto de guerra de los estudiantes e himno de la Usac.
Fue idea de (Joaquín) la Chinche Barnoya, mi padre, y Epaminondas Quintana, quienes querían una canción iconoclasta que arremetiera contra todo y todos, liberales y conservadores; por eso hace burla de los curas monigotes, de los militares y los abogados corruptos.
La letra es de Miguel Ángel Asturias, José Luis Balcárcel, Alfredo Valle Calvo y David Vela, y la alegre música, de José Castañeda.
¿Y la Chabela?
Nació un año antes (1921) que La Chalana, y es el nahual, el símbolo de los huelgueros. Fue idea de los estudiantes de Medicina: Barnoya, Quintana y Hernán Martínez Sobral, quien fue el que en realidad la elaboró, porque querían un símbolo, y a él se le ocurrió pintar un esqueleto bailando, con una mano en el pubis, y en la otra, enarbolando una botella con el lema de los estudiantes de Medicina. Con el tiempo se volvió ícono de toda la Huelga.
Si uno examina detenidamente este esqueleto, se da cuenta de que es femenino y sonriente, no amargado; con una pelvis amplia como para dar a luz a todos los huelgueros, y tiene un nombre auténticamente chapín, porque no se llama ni Roxana ni Sandra, sino Chabela.
Si usted tuviera influencia, ¿qué temas propondría para el desfile bufo?
La corrupción y narcotráfico, que están metidos en todos lados; salud, educación y las reelecciones en todos lados: el rector de la Usac, decanos, diputados, alcaldes y magistrados de las cortes, que han convertido los puestos en su modus vivendi.
También está el tema candente del divorcio de los Colom, el cual no se sabe cuál es su verdadero fondo, porque superficialmente vemos que doña Sandra quiere ser candidata a puro tubo. Un amigo me dijo que don Álvaro quiere divorciarse de verdad de la señora; tal vez ya no la aguanta. Según me dicen, ella lo trata un poco mal, así como lo hace con todos.
Huelguero desde hace 63 años
“Soy sancarlista huelguero desde hace 63 años, cuando este evento resucitó, y fue mi padre, la Chinche Barnoya, quien me metió en esto”, cuenta el Sordo Barnoya. Agrega que ingresó en la Facultad de Medicina con un grupo de instituteros como Julio Molina, Abel Girón, Mario Pinzón y Mazapán Fuentes.
Las carrozas las elaboraban estudiantes como Max Saravia y un escultor de apellido Rigalt. Las caricaturas del No nos tientes eran obra de Mario López Larrave y Mario Alvarado.
Barnoya recuerda que se trataba de darle palo al gobierno de Arévalo, Jacobo Árbenz y, aún, Carlos Castillo Armas, que permitió que se censurara al Gobierno, diputados, Ejército y clero, porque siempre hemos sido antimilitaristas e iconoclastas.