En la década de 1960 se programaban distintas actividades para celebrar a los educadores, se inauguraban proyectos y se recordaba a grandes personajes, entre otra serie de iniciativas.
Uno de los eventos más recordados de la época fue la develación del busto de la maestra Rosa Flores Monroy, en Chiquimula, la cual se llevó a cabo el mismo 25 de junio de 1960, frente al jardín del Instituto normal y centro de educación prevocacional para señoritas de aquella ciudad.
La destacada maestra escribió un libro titulado Chiquimula en la Historia, volumen de 475 páginas, con innumerables ilustraciones y detalles de la región.
El homenaje incluyó una visita al cementerio de parte de los educadores y alumnos quienes colocaron ofrendas florales sobre la tumba que guarda los restos de la educadora.
Más festividades
De ese mismo año las páginas de este diario también guardan otras celebraciones como el de las profesoras de Amatitlán quienes fueron festejadas con un té y una misa de acción de gracias en la parroquia de dicha ciudad.
También en esas fechas la Asociación de padres de familia de la Escuela Nacional de Párvulos J. Enrique Pestalozzi inauguraron un proyecto de su propia iniciativa que incluía la construcción de un aula y un escenario para la institución. La escuela tenía problemas de espacio.
En 1961 para este mes de festejos se entregaron nuevas aulas del colegio San Sebastián, construidas y financiadas por exalumnos y alumnos de ese centro educativo. Fueron inauguradas por el arzobispo metropolitano, monseñor Mariano Rosell Arellano.
Otro de los regalos que se tuvo en estos años fue la publicación en 1965 de Mi credo del maestro, del recordado maestro y compositor José Ernesto Monzón, también apodado el cantor del paisaje, él destacó con sus canciones Soy de Zacapa y Canto a mi Guatemala, por mencionar algunas de sus piezas con ritmos populares.
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