Así como esa historia del templo, ubicado en la plaza principal de este poblado, hay otras más que se esconden entre las calles, como la inscrita en una plaqueta que se encuentra en la Casa Real, que refiere que ese lugar fue por cuatro días la capital del país. Eso sucedió en 1826, cuando el vicejefe Cirilo Flores reunió allí al Poder Legislativo, por revueltas que se estaban generando durante la Federación. Este es un dato que no pasa desapercibido entre los pobladores de San Martín Jilotepeque.
Su nombre, al igual que su población, se compone de la mezcla española con indígena: la advocación de San Martín de Tours, más el náhuatl de Jilotepeque o Xilotepeque, que significa xilotl, mazorca de maíz tierno, o elote; y tepetl cerro, esto quiere decir cerro del maíz tierno o de elotes, indica el Diccionario Geográfico.
Un antes y un después
Aunque este poblado tenía todas las características de la colonia, quedan sólo algunos vestigios de esa historia, al haber sucumbido sus construcciones a la fuerza del terremoto de 1976. “Se le consideraba una pequeña Antigua Guatemala”, expresa Mario De la Cruz, síndico segundo, al recordar las calles empedradas y las casas de tejas y balcones. De esto perdura una calle y una vivienda. Es por ello que desde el mirador conocido como El Cerrito, en donde se observa la ciudad, sólo resaltan construcciones recientes.
En el patio del colegio La Amistad, otrora el convento, hay una parte de la pileta de dos lavaderos usada por los frailes, del siglo XVI. “Cabe destacar que la pila colonial —explica Ángel Elías, escritor y presidente de la Casa de la Cultura Sanmartineca— data de época de la colonia, y que la plaza pública fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación”.
Clima para cada gusto
San Martín Jilotepeque es una de esas regiones del país en donde no se puede hablar de un solo clima. Allí se combina la tierra fría donde la temperatura puede llegar a los 0 ó 5 grados, por lo que es apto para cosechar manzana y durazno. El clima templado, como el de la cabecera municipal, facilita la siembra de tomate, ejote francés, zanahoria y café. Este municipio tiene uno de los mejores cafés del país. El clima cálido, el cual es similar al de la costa, es apto para la piña, sandía, mango y caña de azúcar; por ello existen varios trapiches.
Una atracción muy de los sanmartinecos y que la comparten con el visitante es el Ojo de Agua. Un lugar que ha sido adaptado con piscinas, en donde el agua procede de nacimientos de este líquido de la montaña. Éstos eran muy comunes en épocas antiguas, por lo que fueron construidos en los caminos los llamados toritos, pequeños pozos en donde los viajeros podían abastecerse del fluido; uno de esos tiene la inscripción San Nicolás, de 1884.
En este municipio también pueden encontrarse vestigios prehispánicos: la mayor atracción es su sitio arqueológico, a 27 kilómetros de la cabecera. En ese lugar se asentaron los primeros pobladores del lugar, el cual se convirtió en un centro estratégico de los caqchiqueles. En este sentido, Ángel Elías recuerda que el lugar es conocido “erróneamente, como Mixco Viejo, y también como Jilotepeque Viejo, pues los últimos estudios establecen que su nombre original fue Chwa Nima Ab'aj, un nombre original en caqchiquel y no en náhualt como los dos anteriores”.
Además, existen otras áreas turísticas con piscinas, como el balneario Remanso Azul, que está ubicado en la cabecera. Xesuj, en el kilómetro 65, es un sitio donde el visitante puede recorrer senderos ecológicos o descansar a la orilla del río.
En una extensión territorial de 251 kilómetros cuadrados están encerradas muchas tradiciones, y aquí se cumpliría aquel dicho que reza: “Si las piedras hablaran, tendrían mucha historia qué contar”.
Celebración y sabor
Fiesta titular: del 9 al 11 de noviembre; el último día es el principal, cuando la iglesia Católica conmemora al obispo y confesor San Martín de Tours. Idiomas: caqchiquel y el español.
El municipio está ubicado a una distancia de 18.5 kilómetros de la cabecera de Chimaltenango, y a 72 kilómetros de la ciudad.
De San Martín son originarios los famosos rosarios de tusa. Entre su gastronomía: los panitos tostados de San Martín; el Suban-ik; el pulique; el pico de gallo (una especie de ceviche con carne de res).
Es muy reconocida y visitada su Casa de la Cultura con su pequeña galería de arte. La admisión a Xesuj es de Q10 para adultos y Q5 para niños. Remanso Azul, Q10. El Ojo de Agua es un sitio municipal, por lo que no se cobra el ingreso.
Varios pobladores se agrupan en asociaciones para ofrecer productos artesanales, como Sacalá y Rukux Q’em, que se dedican a elaborar objetos de madera y tejidos.