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1995: revelan lista de jefes de la CIA en Guatemala

El 20 de mayo de 1995 trascendía la publicación de los nombres de los jefes de la Agencia Central de Inteligencia, CIA por sus siglas en inglés, en Guatemala. 

Titular de Prensa Libre del 20 de mayo de 1995. (Foto: Hemeroteca PL)

Titular de Prensa Libre del 20 de mayo de 1995. (Foto: Hemeroteca PL)

La nota adelantaba un reportaje de la revista norteamericana The Nation la cual daría a conocer los nombres de los jefes de estación que tenían a su cargo agentes norteamericanos en ese país y que además tenían relación con elementos notables de la G-2 del Ejército guatemalteco.


“Si el Congreso investiga seriamente el papel de los Estados Unidos en el holocausto guatemalteco, podri?a llamarlos a declarar pu?blicamente”, decía la nota del medio norteamericano.

Segu?n la nota, la CIA en Guatemala estuvo dirigida entre 1977 y 1980 por V. Harwood “Vinx” Blocker III  quien podri?a testificar sobre los primeros an?os del re?gimen del general Romeo Lucas Garci?a, cuando se produjeron asesinatos de personas notables y fue decapitado el movimiento popular. Fue sucedido interinamente en la jefatura por Barry Rayden (1980) quien tambie?n puede referirse a esos casos.

Entre 1981 y 1983, la Agencia Central de Inteligencia encomendo? sus operaciones a Robert Hultslander, en una e?poca en que crecio? el terrorismo urbano y la milicia guatemalteca, fustigo? el a?rea rural. Vincent M. Shields (1983-1984) y Jack McCavitt (1984-1986) puede testificar de los an?os en que el re?gimen de los general Ri?os y Meji?a establecieron los centros clandestinos de tortura y desataron la persecucio?n contra familiares de desaparecidos, sen?ala The Republic.

Rafael Mariani (1987-1988) y Alfonso Sapia Bosch (1988-1991) pueden discutir sobre los crímenes cometidos mientras el general Alejandro Gramajo fue ministro de la Defensa, entre ellos, el asesinato de la antropóloga Myrna Mack, el secuestro, tortura y múltiple violación de la monja Diana Ortiz, la masacre en Santiago Atitlán, y la ejecución del granjero norteamericano Michael Devine, señala la publicación. 

Fredderic Brugger (1991-1993) y Dan Donahue (1993- 1995) pueden atestiguar sobre la muerte de Ba?maca y otros mil asesinatos perpetrados en esa e?poca. Los nombres han sido obtenidos de listas de pago y entrevistas que el periodista Alan Nairn ha sostenido con oficiales de la CIA y del Eje?rcito de Guatemala, cita el arti?culo.

La idea de llamarlos para que declaren no es aprovecharse del hecho que sean tipos venidos a menos -la política, después de todo, ha sido hecha por la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el mismo Congreso de los Estados Unidos) pero puede determinar -con datos de primera mano- cómo el sistema del terror de los Estados Unidos, trabaja en países como Guatemala, añade el artículo.

The New York Times: relación de cinismo entre gobiernos

“Las relaciones de Estados Unidos con Guatemala son un ejemplo estremecedor de cinismo”, dijo el New York Times en un editorial titulado Guatemala: una pauta de doblez, indica un despacho de la agencia EFE, fechado en Nueva York el 19 de mayo de 1995.

Desde el golpe de 1954 organizado por los servicios secretos de EE.UU. (CIA) en Guatemala, las motivaciones de seguridad de la guerra fri?a dictaron casi todos los aspectos de las relaciones con ese pai?s centroamericano.

No se controlaron los abusos cometidos por los militares  y servicios de seguridad guatemaltecos, y los ciudadanos
estadounidenses que se metieron en el camino fueron asesinados o torturados sin apenas una protesta de Washington, dijo
el diario.

El editorialista recordo? los casos ma?s sonados de estadounidenses asesinados o torturados por las fuerzas militares o de seguridad de Guatemala. 

Los dos últimos que saltaron a las primeras planes fueron los del hotelero Michael Devine y el guerrillero Efraín Bámaca Velásquez, en cuyo asesinato, según se alega, estuvo implicado el coronel guatemalteco Julio Roberto Alpírez que era un confidente a sueldo de la CIA. 

El congresista Robert Torricelli ha documentado 20 casos de estadounidenses matados o sometidos a violaciones de los derechos humanos en Guatemala, recordó el diario. 

Los norteamericanos y guatemaltecos se merecen la verdad sobre los hechos de los últimos 40 años, afirmó.

Los norteamericanos se merecen un cuerpo diplomático que vele por sus intereses y se niegue a tolerar la complicidad de gobiernos extranjeros en los maltos tratos a ciudadanos de EE. UU., concluyó. 

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