Le aterraba el micrófono. Selena tenía entonces nueve años y prefería llorar o esconderse en algún rincón, antes que obedecer a su padre, Abraham Quintanilla Jr. y cantar ante el público que, a gritos, pedía su presencia en el escenario.
Su hermana mayor Suzette recuerda que ante lo inevitable, Selena obedecía; pero al nada más concluir el último verso de la canción, agradecía precipitadamente al público y abandonaba el salón.
Era la época en que la familia entera, dirigida por el padre, amenizaba a los comensales en el restaurante Papagallos, de su propiedad, en el pueblo de Lago Jackson, al sur de Houston, Texas. Posteriormente, cuando el negocio quebró, superaron la crisis financiera amenizando reuniones convertidos en la banda musical “Los Dinos”.
El tiempo y las pacientes enseñanzas de su padre se encargaron de moldear su talento natural para la canción -tenía una voz de soprano- y una personalidad carismática, que dominaba el escenario desde el inicio de una presentación. A los 23 años, Selena era toda una profesional.
Su veloz trayectoria hacia la fama y el dinero -al contrario de otros artistas- no la confundieron. Selena optó por mantener el estilo de vida sencillo que hasta entonces había mantenido.
Familiares, amigos y seguidores aseguraban que Selena siempre se consideró parte del pueblo, del barrio donde creció y de las multitudes que la ovacionaron. Esa extraña cualidad de sentido común difícil de encontrar entre quienes conquistan la fama, fue el sello de individualidad que la diferenció del resto de artistas.
En 1987, cuando Selena contaba con apenas 15 años, gana el premio Tejano Musical. A partir de ese momento, firma su primer contrato con el sello Capitol, logrando iimpulsar seis discos de larga duración que cosechan un triunfo rotundo.
En 1992 Selena comercializa una línea de ropa de diseños personales y posteriormente, inaugura varios puntos de venta, uno en su lugar de residencia, Corpus Christi y otra en San Antonio, ambas en Texas.
Uno de sus temas más populares fue “Amor Prohibido” . (Video: tomado de Youtube)
Al contraer matrimonio con el guitarrista Chris Pérez, se muda a una casa vecina a la de sus padres, en el barrio Molina en la ciudad de Corpus Christi. Los días que permanecía en casa, usualmente convivía con los vecinos y los niños.
Visitaba también los institutos y durante los intercambios con los estudiantes, Selana siempre fomentó la importancia de continuar los estudios. Para los jóvenes de ascendencia mexicana, era un ejemplo tangible de triunfo. Pese a todo, la fama nunca se le subió a la cabeza, recuerda su padre.
Poco antes de morir, había actuado un modesto papel en una película de Marlon Brando, Don Juan, como una cantante de mariachis. El director de la cinta, Jeremy Leven le había vaticinado un buen futuro en el celuloide.
Desafortunadamente, Selena era impuntual. Por ello, la tarde del 31 de marzo, cuando su padre y hermanos la esperaban en el estudio para grabar una cinta, no se preocuparon por su retraso.
Cuando empezaron a recibir llamadas telefónicas de rumores acerca del atentado en su contra, pensaron que eran de algún desquiciado mental, hasta que un pariente les transmitió la noticia fatal. Era verdad, Selena había sido conducida de emergencia al hospital en donde había fallecido.
En lo que parece ser una burla del destino, fue su confianza en una aficionada, y supuesta amiga, la que propició la muerte de Selena y el final de una prometedora carrera que tenía posiblidades ilimitadas.
Yolanda Zaldívar, su asistente personal, le había tendido una trampa para simular un atraco. Años después, en la cárcel Zaldívar dirá que fue porque ella le debía a Selena la no despreciable suma de US$250 mil.
La canción “I could fall in love” lanzado en forma póstuma hubiera significado el ingreso de Selena al mercado anglosajón. (Video: tomado de Youtube)