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Ex PAC toman a periodistas como rehenes

Del 26 al 29  de octubre del 2003, cuatro reporteros de Prensa Libre fueron retenidos durante 51 horas  por  ex patrulleros de Autodefensa Civil (ex Pac) en La Libertad, Huehuetenango. 

Portada del 29 de octubre de 2003. (Foto: Hemeroteca PL)

Portada del 29 de octubre de 2003. (Foto: Hemeroteca PL)

Manfiestantes que retuvieron en Huehuetenango a reporteros de este medio exigían el pago por tiempo de servicio durante el conflicto armado interno, ofrecido por  el entonces gobernante Alfonso Portillo.

La cobertura de  uno de los  últimos mítines de Efraín Ríos Montt, candidato presidencial del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), se convirtió en una pesadilla para un equipo de reporteros de este matutino que intentó  cubrir la actividad y que fue suspendida  por miedo a que  Ríos Montt fuera agredido por una turba que se encontraba  esperando el paso del candidato .

Los hechos

El 26 de octubre, los periodistas Fredy López  y Emerson Díaz, acompañados del piloto Carlos Contreras, se dirigieron   a la Libertad, a 67 km  de la cabecera de Huehuetenango. Al llegar a un lugar  conocido como  Puente El Cable, en el km 308, se toparon con un bloqueo de miembros de la  Ex Pac, donde fueron retenidos  junto con un trabajador  de la  Secretaría de Asuntos Administrativos y Seguridad (SAAS) que iba pasando por allí  con un vehículo de la institución.

El  grupo  los señalaba de  ser “orejas” del FRG o del gobernador Carlos Morales, y pedían que él llegara, pero no aceptó porque ya lo habían retenido anteriormente.

Los campesinos golpearon a López, según ellos “para que dijera la verdad”, y les decían que no eran periodistas, que “eran unos mentirosos”.
Contreras  logró escapar y llegó a una casa donde prestó un teléfono, ya que no había señal para  llamar por celular. Inmediatamente dio aviso a este medio de lo ocurrido.

Otros son secuestrados

El mismo día 26 fueron enviados Alberto Ramírez  y Mario Linares,  así como dos delegados  de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH). La misión era saber cómo estaban los dos compañeros a quienes habían retenido y escribir una nota de lo que estaba pasando, pero al llegar al lugar donde aterrizaron en helicóptero vieron que había gran cantidad de campesinos que al verlos les preguntaron si eran del gobierno y les dijeron que no que eran periodistas. Los capturaron y les dijeron que los llevarían con los otros.

Los delegados de la PDH, al ver la situación, se escondieron. Los campesinos gritaban:  “Faltan dos, hay que agarrarlos”, pero aquellos se ocultaron entre matorrales y ya no los vieron. En la noche, caminaron junto a un guía para salir de allí y llegar al pueblo, para abordar  un autobús a Huehuetenango.

Los medios se  organizaron. El procurador de los Derechos Humanos, el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y muchos más para presionar e interceder por la  libertad de los periodistas.

Al otro día del hecho viajó una comisión mediadora integrada por  el procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales;  Frank La Rue  de la Comisión Presidencial de los Derechos Humanos, y el director de Prensa Libre.

La comisión dio una conferencia de Prensa en la cual señalaba al Gobierno de no colaborar para mandar  una comisión gubernamental, ya que  ni la Policía ni el Ejército se habían hecho presentes al lugar.

Los inconformes   amenazaron con quemar a los cuatro periodistas y al de las SAAS  si Portillo no hacía efectivo en menos de 12  horas el pago ofrecido.

Pasaban  las horas y no se llegaba a nada. Los ánimos de los campesinos se iban caldeando,  pues ellos no querían mediar con  nadie que no fuera del Gobierno.

Francisco Reyes, vicepresidente, djo en conferencia de Prensa que no  mediarían con ellos. Esto desató una gran euforia entre los paramilitares. La incertidumbre sobre la liberación de los cuatro reporteros de Prensa Libre no se disipaba y se temía cada momento por su vida.

Apoyo de  los medios

La noticia causó repudio en todos los medios de comunicación.  El hecho acaparó de inmediato  la atención mundial de portadas de periódicos de distintos países, Como The Washinton Post, The New York Times, The New Herald, y de agencias de noticias como Reuters y Associated Press.

Los medios de comunicación nacionales realizaron una gran manifestación en apoyo a los periodistas y exigían su pronta liberación.

Comisión gubernamental

El Gobierno formó una comisión  encabezada por Catalina Soberanis, de la Secretaría de la Paz; dos delegados de Minugua, y Alfonso Fuentes Soria, de la Copredeh.

La comisión se hizo presente en el destacamento militar de Huehuetenango, donde los esperaba la otra comisión y discutieron la estrategia a seguir. Catalina  Soberanis mostró su buena voluntad y encabezó el diálogo.

Fueron custodiados por miembros de la base militar y  de  Fuerza Especial Policial. Formaron una valla e inició el díalogo. Los ex patrulleros accedieron a entregar la papelería necesaria donde probarian  su participación en los patrullajes. Dicha documentación sería entregada en los próximos días. La Sepaz se comprometió a iniciar el proceso ante el gobierno para incluirlos en las listas y que adjuntaran  su declaración jurada.

Al ponerse de acuerdo con los campesinos  dejaron en libertad a los periodistas, después de 51 horas de angustia y desesperación, tanto para ellos como para los que mediaron para proteger   su integridad física.

Testimonios

Fredy López

“Fueron horas, no sé si cortas o largas, en que podíamos dormir. Quizá teníamos algunos minutos de sueño, pero al despertar todavía estábamos allí”. “Recibí varios palazos y patadas, pensé que me iban a matar”.  “ Creo que Dios no quería llevarnos aún. Ahora sé que ví varias señales que me indicaron su presencia; una de ellas fue cuando nos querían meter al vehículo de la SAAS y gritaban que nos iban a  quemar y nos enseñaban los tambos de gasolina y de pronto empezó a llover, primero suave y después un poco más fuerte, y eso ayudó a que el grupo se disipara”.

Emerson Díaz

“Nos interrogaron otra vez, que a qué nos había mandado el gobernador. Y hasta el momento de la liberación hubo gente que seguía creyendo que éramos del gobierno. No sé cuántas veces dijimos una y otra vez que éramos periodistas, cómo era nuestro trabajo. Solo cuando estábamos dormidos o comiendo no explicábamos. ¡Somos periodistas!, decíamos a cada rato. Cayó la noche, yo estaba tremendamente asustado”.

Mario Linares

“En ese momento escuchamos la voz de un hombre gordo, de aspecto rudo, que exclamó: ¡Ustedes son del gobierno,
y queremos saber qué respuesta nos traen! ¡Llevémoslos allá abajo!, Inmediatamente nos tomaron de las
manos, brazos y del cincho, y nos llevaron al puente”.

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