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Ni el tiempo lo detiene

El reloj de la torre de San Juan Sacatepéquez se atrasa un minuto cada 24 horas, por esta razón Francisco Canteo y Mynor Subujuy suben cada tres días al torreón para manipular los engranajes y actualizarlo.

El reloj fue adquirido por la Municipalidad el 13 de diciembre de 1892. (Foto: Hemeroteca PL)

El reloj fue adquirido por la Municipalidad el 13 de diciembre de 1892. (Foto: Hemeroteca PL)

Este pequeño retraso sería imperdonable para uno de estos contadores del tiempo que se fabrican en la actualidad, con tecnología de punta y a un costo alto en dólares. Sin embargo, a este, cuya carátula tiene un diámetro aproximado de un metro, se le exculpa, porque fue fabricado en 1890 en Hamburgo, Alemania.

Canteo y Subujuy, quienes prestan sus servicios en la municipalidad, explican que este fallo se debe a que los dientes de uno de los discos de rotación están un tanto desgastados, pero buscan a un experto para que pueda repararlos. “Cada diente que se corre equivale a un segundo”, comentan.

Canteo cuenta que el aparato tiene 13 discos de rotación y que cada uno cumple distinta función, como el que hace que la campana suene cada 30 minutos. “Para que todo este aparato funcione le damos cuerda cada ocho días”, explica.

Desde Alemania

Este reloj fue construido por la empresa J.F. Weule. Bockenem y fue adquirido por la corporación municipal de San Juan el 13 de diciembre de 1892 a la empresa Ferrocarriles Centrales de Guatemala, por 376 pesos, más cien pesos por la instalación.

Estos datos constan en el acta de la corporación municipal del 31 de diciembre de ese año, cuando fungía como alcalde Eugenio Búcaro. El documento fue suscrito, entre otros, por Vicente Mancilla, Socorro Ortiz, Esteban Mora y Socorro Búcaro.

Una de las características de J.F. Weule. Bockenem, fundada el 20 de octubre de 1836, era que cada año solo fabricaba dos relojes de este tipo y cada una de las piezas las fundía en moldes. En 1882 envió una a Holanda y la otra a América, que finalmente llegó a San Juan. El cronista de la ciudad, Miguel Álvarez, comenta que este reloj es uno de los más antiguos del país.

Tiempos de silencio

Aparte de su antigüedad, el reloj se deterioró debido al terremoto del 4 de febrero de 1976, ya que la torre donde se encontraba se derrumbó. Un grupo de vecinos, con mucha paciencia, se dio a la tarea de reunir todas las partes que cayeron al suelo y guardarlas en costales.

Durante más de siete años, los sanjuaneros dejaron de escuchar, cada media hora, el característico tañido de la campana del reloj, mientras el relojero Gonzalo Ortiz Solórzano trataba de armar nuevamente lo que se había convertido en un rompecabezas.

Lorenza Pérez, una vendedora de comida del mercado central, dice que durante ese lapso extrañaron mucho el sonido de la campana, debido a que en esos años pocas personas tenían el privilegio de tener un reloj de mano o bolsillo. Fue hasta el 10 de mayo de 1983 cuando los sanjuaneros pudieron observar de nueva cuenta este tesoro en la torre del remozado edificio municipal, hoy de dos pisos.

Al fallecer Ortiz Solórzano, el mantenimiento quedó en manos de su hijo, Mario Ortiz Castellanos (QEPD), y posteriormente se hizo cargo su hermano Adolfo. Canteo y Subujuy tienen ahora su cuidado.

Para Leonel Martínez, representante de las organizaciones de la sociedad civil de San Juan, este cronómetro es un valioso recuerdo de la historia de dicha villa: “Con sus campanadas crecieron nuestros abuelos y padres. Crecimos nosotros, nuestros hijos y nietos”.

Empresa de larga historia

  • J.F. Weule. Bockenem fue fundada el 20 de octubre de 1836, por el relojero John Frederich Weule (1811-1897).
  • En abril de 1847 un incendio destruyó el edificio lo cual obligó a Weule a iniciar la reconstrucción de la fábrica en 1848.
  • El 8 de mayo de 1948 se dio a la tarea de construir un reloj de torre para el mercado y la iglesia en Goslar, con lo cual puso los cimientos para la empresa que pronto se expandió.
  • La fábrica se caracterizó por construir cada una de las piezas a mano, fundiéndolas en moldes y con calidad.
  • A inicios de la Segunda Guerra Mundial la fábrica fue habilitada para producir armas de guerra, y más tarde estableció un campo de trabajo.
  • El reloj fue construido por la empresa J.F. Weule. Bockenem y fue adquirido por la corporación municipal de San Juan el 13 de diciembre de 1892.

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