El pintor Tomás de Merlo recibió el más grande encargo de obra religiosa a un artista guatemalteco: crear, en dos años, una serie de 11 cuadros sobre la pasión de Cristo.
Los lienzos estaban destinados a la veneración de los fieles de la Ermita de El Calvario, en Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala, Sacatepéquez.
El contrato fue suscrito el 25 de abril de 1737, ante el escribano Antonio González, entre Merlo —considerado el más destacado pintor del barroco guatemalteco— y el mecenas Joseph Sunzín de Herrera, presidente del Cabildo Eclesiástico.
El Calvario perdió, a causa del terremoto de 1717, una serie de la Pasión pintada por Antonio de Montúfar, por lo cual se hacía necesario “que los fieles no careciesen de tan viva representación”, según anota el contrato.
Se detallaba la alta calidad esperada en el trabajo. “Que los colores fuesen finos y de cuerpo, todo por la cantidad de mil pesos”, especifica, aunque se contempla una retribución adicional al entregar los 11 cuadros.
Lamentablemente, Merlo solo pudo trabajar nueve de los enormes lienzos, pues murió el 19 de diciembre de 1739. Algunas versiones dicen que fue atropellado por un carruaje y otras que se cayó de un andamio.
Un alumno terminó las dos restantes en 1740. Las pinturas están en El Calvario y en el Museo de Arte Colonial. Su restauración concluyó en el 2008.
A pesar de los esfuerzos por conservar este legado pictórico, el 5 de febrero de 2014 seis pinturas de la serie de la Pasión fueron robadas de la Ermita del Calvario, causando el repudio de la población y del ámbito cultural. Las piezas hurtadas son: La Oración en el Huerto, La Flagelación, La Piedad, Cristo ante Caifás y la negación de Pedro, El rey de burlas y La curación de Malco.