Siete meses después de su desaparición, informes del Hospital Roosevelt detallaban que a las 0.35 horas del 12 de abril de 2004 el militar buscó auxilio médico en el centro asistencial, donde murió tres horas después. Así mismo, el testimonio de una mujer confirmó que el cadáver sepultado en el cementerio La Verbena correspondía al del militar.
En las vísperas de la Semana Santa, el ex jefe financiero se despidió de sus compañeros de trabajo y partió a su hogar a disfrutar los días de descanso. Era el 7 de abril. El martes 13, cuando debía retornar a sus labores en la dependencia, sorprendió a todos su ausencia. Una comisión militar intentó averiguar las razones de Cerna para faltar a su trabajo, pero no tuvo éxito. Ni siquiera su familia conocía su paradero.
A partir del hecho, el Ejército abrió un expediente en su contra, por deserción, y pidió que se agilizaran las órdenes de captura.
Los hechos
A las 0.35 horas del 12 de abril, el coronel José Raúl Cerna buscó ayuda en el Hospital Roosevelt. Tenía dificultades para respirar y arritmia. Manifestó que, por equivocación, había ingerido ácido muriático en lugar de agua. A las 2.49 horas, su estado clínico se complicó y murió a las 3 horas.
La muerte del militar quedó registrada como intento de suicidio. Las autoridades del hospital consideran poco probable que Cerna confundiera ácido muriático con agua, ya que el químico cambia de color según su concentración, y tanto el sabor como el daño que provoca son perceptibles de inmediato.
Cerna llegó solo al centro asistencial en un taxi. Ningún familiar fue avisado de la muerte del militar. Fue enterrado en el cementerio La Verbena, ya que nadie reclamó el cuerpo. En el hospital quedaron dos licencias de conducir, una billetera con Q540, un dije con una cruz y una cadena de metal amarillo. En el acta de defunción quedó registrado que Cerna murió como consecuencia de una hemorragia gastrointestinal.
Mal presagio
Hacía unos meses, el militar se había distanciado de su familia. Fue por ello que cuando comenzaron las pesquisas por su desaparición consideraron que Cerna había salido del país. Tenían la esperanza de que se encontrara en México junto a Portillo.
La falta de noticias sobre su destino los hizo temer una desgracia. “Hace una semana comenzamos a soñar con él”, contó Nancy, hija menor del militar. “Soñé que me besaba la cara y me abrazaba”, narró con voz entrecortada. Cada uno de los miembros de la familia tuvo un sueño distinto con él, lo que consideraron un mal presagio.
Raúl, el hijo mayor del militar, acudió a los cuerpos de socorro, al MP y a los hospitales en busca de información sobre su padre. En el Roosevelt les indicaron que el cadáver de Cerna había sido trasladado a La Verbena. “Nosotros lo encontramos”, señaló Nancy.
Mientras tanto, el 23 de noviembre, en Villa Nueva, Aura Marina Figueroa identificó al militar al observar fotografías del cadáver. De acuerdo con la denuncia presentada por Figueroa, el coronel había recibido llamadas sospechosas en Semana Santa. El 19 de abril, ella llegó a su casa y encontró el auto del militar y dentro del mismo estaba su arma. “Él nunca la dejaba. Cuando la vi supe que algo malo pasaba”, indicó.
Ejército debe responder
En la aldea Cayuga, ubicada en Morales, Izabal, a 250 kilómetros de la capital, los hermanos Juan Antonio, María Esmirna y Carlos Ovidio Cerna, no creían que su hermano el coronel José Raúl Cerna, ex jefe financiero del EMP, estuviera muerto.
La ex esposa de Cerna, Wilma Meléndez, les confirmó que su hermano había fallecido el 12 de abril. Meléndez les habría dicho que el Hospital Roosevelt le había extendido un documento donde confirmaba su fallecimiento. “La verdad es que no sabemos qué pasó, nos parece muy extraño”, agregó con tristeza.
Los hermanos del coronel esperaban que el Ministerio de la Defensa respondiera por su muerte. “Tanto trabajar en el Ejército y con el ex presidente (Alfonso Portillo), para que lo acusaran de cosas que nunca hizo; ahora que nos diga el Ejército qué pasó con mi hermano”, dijo María Esmirna.
Por su parte el Departamento de Información y Divulgación del Ejército en ese momento no tenía conocimiento oficial de la muerte de Cerna.
Dudas
La falta de acciones de la Fiscalía de Villa Nueva para esclarecer la muerte del coronel Cerna, originó una serie de interrogantes. ¿Encubrimiento? ¿Negligencia? ¿Sobrecarga de trabajo? ¿Descuido? ¿Qué fue lo que realmente pasó con el caso? fueron algunas de las dudas que surgieron tras confirmar la muerte del ex funcionario. Por parte de la oficina de Supervisión del MP se abrió un expediente interno para esclarecer las razones que tuvo el personal de la fiscalía de Villa Nueva para engavetar el caso. Sin embargo a la fecha se desconoce lo que sucedió con el expediente y en consecuencia, los motivos reales de la muerte del militar.
Protección
La muerte de Cerna hizo temer a la diputada Nineth Montenegro por su vida y la de testigos clave en el caso por el saqueo. Montenegro recordó que comenzó a fiscalizar los recursos del EMP cuando, con su equipo de trabajo, descubrieron que el dinero destinado a alimentos escolares había sido trasladado de forma irregular a esa dependencia. “Tememos por nosotros y nuestras familias por lo que exigimos públicamente la garantía de nuestras vidas”, expresó la diputada.
Saqueo millonario
El Estado Mayor Presidencial fue uno de los principales focos de corrupción durante el gobierno de Alfonso Portillo. Investigaciones del Ministerio Público y auditorías de la Contraloría General de Cuentas determinaron que durante los cuatro años de gestión de Portillo fueron saqueados más de Q250 millones. Además, la Contraloría encontró irregularidades en la ejecución de más de Q2 mil millardos en el gasto de esa dependencia.
El coronel José Raúl Cerna Ramírez, quien fungía como jefe financiero del EMP, era considerado el principal sospechoso, junto a otros 13 implicados. Cerna se encontraba colaborando con las investigaciones y su testimonio era clave para determinar la participación de los sospechosos en el desfalco. Luego de su muerte fallecieron por causas misteriosas, Juan José de León Pineda, Surama Payeras, Jorge Rivera, David Elías y William Rivera, ex trabajadores de la dependencia.
Por el caso fueron absueltos el ex presidente Portillo y otros funcionarios a excepción de Jacobo Salán Sánchez y Napoleón Rojas Méndez quienes fueron condenados a cinco años de cárcel por el delito de peculado, al comprobarse su participación en el desvío de Q120 millones del Ministerio de la Defensa, parte del botín desfalcado durante la administración de Portillo.