De Ciciacs a Cicig
Prendergast leyó el mensaje de Kofi Annan, secretario general de la ONU, en el cual destacó que la partida de la Misión ocurre en un momento de madurez del proceso de paz, pero hizo énfasis en aspectos que hay que solucionar.
Problemas pendientes
“Hay grandes desigualdades sociales; resulta inquietante que la discriminación entre grupos étnicos siga prevaleciendo en Guatemala. También se ha quedado corta en la necesidad de compensar a las víctimas de la guerra y revitalizar los ingresos tributarios para mejorar la inversión social necsaria”, señaló el mensaje de Annan.
Una pequeña delegación, encabezada por Tom Koenings, en ese entonces jefe de la Misión, permaneció en el país hasta el 31 de diciembre de 2004, cuando concluyó el mandato de la Minugua. Mientras tanto, las sedes regionales fueron clausuradas.
Ciciacs y Alto Comisionado
En esos años se hablaba ya de la instalación de la Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (Ciciacs), cuyo proyecto y aprobación tardaron muchos años dando lugar a la hoy Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), misma que ha desmantelado redes de corrupción en el Estado. El vicepresidente, Eduardo Stein, afirmó en ese entonces que había interés del Gobierno por instalar la Ciciacs y la presencia del Alto Comisionado.
Con el cierre de la Minugua, sectores de derechos humanos manifestaron su preocupación por el clima de inseguridad y de impunidad que podría poner en riesgo los avances de los acuerdos de paz, ya que durante diez años la Misión verificó estos hechos en el país.
Rosalina Tuyuc, de la Comisión Nacional de Resarcimiento, manifestó su preocupación por la partida de la Minugua que significaría un retroceso. Según Tuyuc, el incremento de la impunidad y la falta de voluntad para resarcir eran dos puntos que podrian agudizarse en el país sin la presencia de una verificación internacional como lo hizo Minugua.