La noticia indicaba que el hallazgo causó entusiasmo entre los habitantes de San Antonio Huista, ya que a un kilómetro de esta población se habían localizado indicios de este mineral.
El descubrimiento de la veta y de las muestras fue hecho por miembros del proyeto minero de las Naciones Unidas, que funcionaba adjunto a la dirección de minería e hidrocarburos.
Según pudieron observar los reporteros, la noticia del hallazgo creó un júbilo en los habitantes de San Antonio Huista quienes mostraban su esperanza porque esta mina les sirviera para su prosperidad.
Sin embargo, al entrevistar al director del proyecto, señor Henry C. Meyer, dijo que aún era prematuro hablar sobre la posible riqueza de la veta. Lo que sí se podía afirmar es que las muestras que se tomaron presentaban una pureza del cien por ciento. El júbilo del descubrimiento por la pureza de las muestras contagió al equipo exploratorio.
No queremos, dijo el señor Meyer, que se diera lugar a una mala noticia que pudiera resultar sólo una especulación, por lo que aconsejaban dar el anuncio con las debidas reservas, mientras los estudios geológicos, geofísicos y de excavación, dieran una idea precisa del potencial productivo de la mina.
El descubrimiento fue hecho en la reservación minera que el gobierno concedió por tres años, desde 1966, al proyecto minero, para realizar un inventario minero en las zonas de mayor posibilidad de localizar vetas de metales comerciales.
Estas reservaciones estaban localizadas, la primera en el área occidental que comprendía Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango y El Quiché, y la otra en la zona oriental comprendiendo Chiquimula, El Progreso y Jalapa.
“Encontrar una mina de gran riqueza tanto en pureza como de potencial productivo suficiente para garantizar una inversión, dijo Meyer, es muy difícil y de ahí que el entusiasmo de las primeras muestras extraídas de la veta de San Antonio Huista, una de las zonas que tiene mayores probabilidades mineras” según explicó, despertó también entusiasmo en los geólogos que trabajaban en el proyecto de la ONU.
Meyer finalizó indicando que la labor de ese equipo era realizar no sólo el inventario de la riqueza minera del país en las regiones que tienen mayor probabilidad, sino también el de calificar el potencial al efecto de entregarlas al finalizar el año 1969 al gobierno, para que éste otorgara concesiones de explotación a la iniciativa privada.