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Investigan incendio en  bodegas de Aduana Central

El  incendio en las bodegas de  Gerona, ocurrido el 23 de septiembre de 1968 supuestamente fue causado por  el estallido de una bomba. Autoridades investigan, sin embargo, si hubo mano criminal en el hecho.

Bomba estalla en bodegas de aduana. (Foto: Hemeroteca PL)

Bomba estalla en bodegas de aduana. (Foto: Hemeroteca PL)

Un incendio de grandes proporciones, causado intencionalmente con una bomba lanzada por desconocidos, consumió  en su totalidad  las bodegas 7 y 9 de la Aduana Central así como el gran almacén de entrega de mercaderías. Este se agudizó al estallar toneles con líquidos inflamables. Las pérdidas fueron incalculables, según publicó Prensa Libre el 24 de septiembre de ese año.

En su momento, las autoridades  estimaron las pérdidas en más de Q500 mil. Numerosos elementos de los cuerpos de bomberos, boy scouts y fuerzas de seguridad del gobierno colaboraron para sofocar las llamas, que alcanzaron material inflamable  que estaba  guardado en la bodega 9, donde se inició el siniestro.

Entre el material que se encontraba resguardado, según los guardianes de la bodega, había toneles con combustible, pinturas, lubricantes, etc.   

El siniestro empezó a las 20.30 horas sobre el ala sur oriente. En menos de media hora la bodega 9 fue totalmente consumida por el fuego, que  se propagó a la bodega 7 y de allí al almacén de entrega de mercadería.

A la  hora en que el incendio comenzó, los guardias  de Hacienda de servicio  en la Aduana, estaban  pasando revista en formación; de pronto, comentaron, se escuchó un bombazo y cuando llegaron a ver  qué ocurría en la  bodega, el fuego se había elevado hasta el techo. Las llamas y el humo eran visibles a gran distancia.

Tarea  bomberil

Los bomberos se hicieron presentes y sonaron las alarmas en señal de la emergencia  y con el mayor número de contingentes iniciaron  la batalla de apagar  el siniestro, lo cual les fue sumamente difícil.

Asimismo, las fuerzas de seguridad, bomberos y boy scouts se dieron a la tarea de salvar alguna mercadería, trabajo que se suspendió cuando el fuego alcanzó la bodega 7 y la consumió en pocos minutos.

Todos los elementos pasaron  al almacén de entregas de donde fueron retirados algunos bultos, muy pocos en relación con la cantidad que abarrotaba el depósito.

El estrépito dentro de la bodega era enorme, con los continuos estallidos de los tambos con combustibles; grandes llamaradas y humo denso se elevaban a cada momento, poniendo en peligro varios vehículos que se encontraban  estacionados en uno de los patios de la Aduana, sobre la 13 avenida.

Todos los que  colaboraron en la extinción del fuego pusieron en peligro sus vidas, pues los estallidos se sucedían unos a otros, lanzando infinidad de chispas hacia todos lados.

Era un verdadero horno, imposible de penetrarlo. Los bomberos más temerarios se atrevían a internarse, algunos con mascarillas apropiadas, otros con simples pañuelos mojados, pero pocos minutos aguantaban aquella hoguera y debían salir apresuradamente.

Doce unidades de los Bomberos Voluntarios más un camión cisterna con 5 mil litros de agua que proporcionó el teniente de bomberos voluntarios Jorge Morataya, así como similar número de unidades de los Bomberos
Municipales tuvieron a su cargo la labor de extinción.

Se informó que el bombero voluntario Magdo Redel Rodríguez sufrió quemaduras de segundo grado en el cuello, durante el siniestro, las que fueron tratadas en un hospital.

Amenazas previas

El jefe de servicio de la Guardia de Hacienda en la Aduana, capitán Eduardo Bóleres Estrada, y el inspector general de Aduanas, Guillermo Dubón Quintanal, informaron  en su momento al viceministro de Gobernación, Augusto Castañeda Morgan, y al ministro de Hacienda, Mario Fuentes Pieruccini, que  unos días antes  habían sido  objeto, durante todo el día, de amenazas por parte de individuos desconocidos, que estuvieron en las casas de ambos, quienes le advirtieron que se cuidaran, porque tenían preparado un golpe para ese día, dijo Bóleres Estrada.

Estrada comentó que  momentos antes de las 20 horas  de ese día dos individuos se acercaron a uno de los guardias, indicándole que tanto Estrada como el inspector general se  cuidaran , porque había un golpe preparado. Cuando el guardia le preguntó quién preparaba ese golpe, respondieron “Nosotros”, y se dieron a la fuga.

Escasez de agua

La tarea que realizaban los bomberos Voluntarios y Municipales se vio opacada  por la escasez de agua. Las motobombas tuvieron que hacer interminables y lejanos viajes para aprovisionarse del líquido, mientras el fuego, incontrolable, continuaba su labor de devastación.

Según  comentaron en ese entonces los  bomberos, hasta después de dos horas de lucha se normalizó el servicio de agua después ya llegó con bastante presión, pero para ese momento el siniestro  había alcanzado grandes proporciones y nada se podía hacer.

Varias unidades de la Cruz Roja estuvieron todo el tiempo en el lugar, en previsión de cualquier incidente, ante la osadía de los bomberos, especialmente, quienes en su afán de combatir las llamas se atrevían a entrar a las instalaciones.

Varios bomberos sufrieron  por la irritación causada por la proximidad del fuego. En varias cuadras a la redonda la gente se aglomeraba en las bocacalles, contemplando el siniestro, mientras elementos del Ejército custodiaban para evitar el paso, que solo habría causado estorbo en la labor en que estaban empeñados los bomberos.

Segundo intento de  incendio

Se rumoreó que  las bodegas de la Aduana ya habían afrontado otro incendio. El 13 marzo de ese mismo año fueron pasto de las llamas las bodegas de la aduana en Gerona, del expreso aéreo, del segundo  almacén de la Aduana Central y el almacén de remates de esa misma aduana.  Se estimó  en ese entonces que habían sido hechos intencionales por medio de bombas incendiarias, como en esta ocasión.

Sin embargo, las pérdidas entonces no fueron de la cuantía del segundo, según se dijo, pues este  siniestro fue de mayores proporciones, además de que en las bodegas quemadas había mercadería valiosa.

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