Expiró rodeada del cariño de sus hijos y familiares cercanos, en la tranquilidad que deparó Dios a una virtuosa mujer apegada a los principios cristianos, la caridad, el servicio, y el amor al prójimo, a la sociedad y a la Patria, escribió Valenzuela.
La Ciudadana Notable, quien dedicó sus mejores afanes a la reconciliación nacional, sucumbió a una dolencia que la aquejaba desde hace algunos meses, la cual afrontó con entereza, valor, coraje, templanza, sabiduría y paciencia.
Semblanza
Doña Tere -como era tratada- nació el 9 de octubre de 1922, en Santa Ana, El Salvador.
A los 21 años viajó a Nueva York, donde trabajó durante tres años, y allí conoció a Isidoro Zarco, panameño, más tarde nacionalizado guatemalteco, con quien se casó el 30 de septiembre de 1946.
Después de 24 años de matrimonio quedó viuda al ser asesinado su esposo el 28 de enero de 1970, cuando era subdirector de este diario. Desde entonces, comenzó a tener participación más activa como copropietaria de Prensa Libre, hasta escalar la posición que ostentaba al momento de su muerte.
“Cuando enviudé tenía 45 años, y tuve que elegir entre el miedo y el valor; era una época de mucha violencia y el asesinato de mi marido tuvo repercusiones tanto a nivel nacional como internacional”, expresó en reciente entrevista.
Situación tensa
Valenzuela indica que Bolaños de Zarco indicó en aquella entrevista: “Empezaron las intimidaciones anónimas y las amenazas, que ya no provenían del sector que cometió el asesinato, sino de personas enfermas que se aprovechan de ese tipo de situaciones para calmar sus frustraciones”.
Mis amigos y familiares querían que nos fuéramos del país, pero tomé la decisión de quedarme; ello implicaba afrontar la situación sin psicosis”.
Más guatemalteca
En más de una ocasión, Teresa Bolaños de Zarco, cuyo nombre evoca a la gran reformadora del Carmelo, confesó que se sentía más chapina que salvadoreña, porque había salido muy joven de su país y había adoptado la nacionalidad guatemalteca.
De hecho, siempre recordaba a Isidoro, su esposo, quien cayó bajo las balas asesinas en enero de 1970. Él formó parte de su vida y fue Dios quien los trabajo a ambos a Guatemala.
En este país forjaron una amistad entrañable con los otros fundadores de Prensa Libre: Mario Sandoval Figueroa, Salvador Girón Collier, Pedro Julio García y Álvaro Contreras Vélez.
Bolaños de Zarco continuó la obra benefactora de su esposo, a quien le unían también sentimientos de amor al prójimo.
Destacó en la defensa de los derechos humanos de las minorías, entre éstas la judía, un tema espinoso para la época.
Entre las múltiples distinciones resalta que en 1997 fue electa miembro del Directorio de la Sociedad Interamericana de Prensa, en la cual defendió con ardor la libertad de información.
Algunas de muchas distinciones
- Emeritíssimun, por el Consejo Superior Universitario de la Universidad de San Carlos
- Orden del Quetzal, en dos ocasiones
- Ciudadana Notable, integrante de la Comisión Nacional de Reconciliación, y por sus servicios a la sociedad
- Visitante distinguida de Miami, EE. UU.
- Estrella Bolivariana
- Oficina Nacional de la Mujer
- Comunidad Judía de Guatemala
- Bomberos Municipales
- Escuela Pedro José Valenzuela, zona 7
- Orden Gran Mérito Civil de la Empresa Privada
- Asociación de Señoras Salvadoreñas
- Casa de la Cultura de Guatemala en Los Ángeles, California, EE. UU.