Hemeroteca

Los sueños del maestro Recinos

Al cumplirse el 2 de octubre el quinto aniversario luctuoso del maestro y artista Efraín Recinos recordamos parte de su legado y algunas obras que proyectó y que no llegaron a materializarse.

El maestro Recinos proyectó un complejo de usos múltiples en 1980 que consistía en un edificio de cristal, con casas alrededor para que los directivos que trabajaban en las empresas vivieran cerca de ellas. La idea de Recinos era que ningu?n bando, ni guerrilla ni Eje?rcito, seri?a tan desalmado como para atacar un lugar donde hubiera muchas vidas inocentes. (Foto: Hemeroteca PL)

El maestro Recinos proyectó un complejo de usos múltiples en 1980 que consistía en un edificio de cristal, con casas alrededor para que los directivos que trabajaban en las empresas vivieran cerca de ellas. La idea de Recinos era que ningu?n bando, ni guerrilla ni Eje?rcito, seri?a tan desalmado como para atacar un lugar donde hubiera muchas vidas inocentes. (Foto: Hemeroteca PL)

La mente de Efraín Recinos (1928-2011) concibió obras de arte hasta sus últimos días. Muchas de sus creaciones son un legado invaluable para el país, pero otras se quedaron como sueños no realizados o proyectos arquitectónicos que merecen ser concretados.

También quedaron planes en proceso, tal es el caso de la Escuela de la Marimba, una novela y un libro de cuentos ilustrados. Recinos, trabajó por varios años en la Dirección General de Obras Públicas, tiempo en que diseñó prospectos de edificios para el Gobierno de Guatemala, así como complejos culturales bellos como el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.

Los bocetos, en los que se aprecia la genialidad del artista, fueron donados a para la construcción de un museo dedicado al maestro, explica Lorena Recinos, hija del fallecido ingeniero.

Proyectos inconclusos

Además de la Escuela de la Marimba, que no se terminó de construir por falta de presupuesto y que se localiza en el Teatro Nacional, también quedaron pendientes dos obras literarias. “A mi papá le apasionaba leer y quería escribir. Empezó a crear dos novelas y un libro de cuentos”, comenta Lorena.

El maestro quería ilustrar 25 cuentos, pero solo hizo 15 dibujos. Las obras se exhibieron recientemente en las galerías Ana Lucía Gómez y El Attico. “Con la familia queremos publicar el libro, pero estamos revisando los relatos que dejó. También encontramos una novela con 24 capítulos y no sabemos cuántos eran en total”, refiere.

El museo dedicado a Recinos, en Santo Domingo del Cerro, es un proyecto liderado por Lorena. “Estoy recopilando toda la obra de mi papá; le hice algunas entrevistas y ahora entraremos a la planificación de la museografía. Él quería que fuera un museo entendible para todos y nada aburrido; al contrario; muy llamativo y lúdico”, destaca Lorena. 

Perfil

Efraín Enrique Recinos Valenzuela nació en Quetzaltenango, el 15 de mayo de 1928. Hijo de José Efraín Recinos Arriaza y María Trinidad Valenzuela Micheo. Su padre no le permitió asistir a la escuela “para que no le enseñaran malcriadeces”, por lo que él le enseña a leer y le proporciona crayones. Su familia se trasladó a la capital en 1932.

Cuando ingresó en la Escuela Costa Rica, a los 13 años, ya había leído dos veces El Quijote. Se graduó de bachiller en el Instituto Central para Varones y de ingeniero en la Universidad de San Carlos, en 1957, donde lo nombran el mejor estudiante.

Durante la década de 1950 destacó en el deporte: fue récord nacional de atletismo y jugó en la primera división de básquetbol. Fue delegado en el equipo de atletismo nacional en los Juegos Panamericanos en 1951, junto a Mateo Flores.

En 1954 ganó un concurso de oposición en la Dirección de Obras Públicas y conoció a los arquitectos Jorge Montes y Pelayo Llarena.

En 1960 conoció al grupo Vértebra, del cual se hace amigo. En esa época atendió a Carlos Mérida, cuando venía al país por los murales del Centro Cívico.

Entre 1960 y 1961 diseñó el Parque de la Industria, su fuente y murales. Estudió escultura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en 1964.

Creó murales en la fachada del Crédito Hipotecario Nacional, 1964; la Biblioteca Nacional, 1967; el aeropuerto La Aurora, 1968; el Conservatorio de Música, entre 1992 y 1995, y el Hotel Intercontinental, 2000.

Entre 1968 y 1969, con una beca de la Unesco, estudió acústica en el Reino Unido y Dinamarca.

Construyó el Teatro al Aire Libre, de 1962 a 1967, y luego el Teatro Nacional, de 1970 a 1978.

Entre sus múltiples premios figuran Al más alto logro de la integración arquitectónica 1950-1980, Certamen Esso; Stand de Guatemala en la feria de Berlín, 1964; Certamen Centroamericano de 1963 a 1979; Juannio, entre 1965 y 1982; Opus especial, 1978; Opus a Mejor Escenografía, 1988; Orden Gabriela Mistral, Chile, 2003; Orden del Quetzal, 1999, entre otros.

La Gran Sala del Teatro Nacional lleva su nombre; para celebrar su cumpleaños del 2011, develaron en la plaza de ingreso una escultura de él, realizada por Édgar Guzmán Schwartz.

Fue homenajeado y muy querido, falleció de un paro cardiorrespiratorio debido a una hemorragia de úlcera gastrointestinal, a los 83 años el 2 de octubre de 2011.  

ESCRITO POR: