El rescate se logró gracias a la Operación Jaque, puesta en marcha por el Ejército colombiano, luego de que se infiltrara en la cúpula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La acción militar se ejecutó en los departamentos del Guaviare y Vaupés, desde donde los liberados fueron trasladados a Bogotá. A los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves se les llevó inmediatamente a su país.
Horas más tarde y después de seis años y medio de un secuestro que movilizó a miles de personas en todo el mundo, en demanda de su libertad, Betancourt, delgada y ataviada con un chaleco y un sombrero, llegó a Bogotá, junto a los demás liberados, que con ella sufrieron el cautiverio; algunos, durante casi 10 años.
Betancourt, quien fuera secuestrada el 23 de febrero del 2002, fue recibida por su madre, Yolanda Pulecio. Tan pronto descendió del avión, ambas se fundieron en un abrazo, y posteriormente saludó a su esposo, Juan Carlos Lecompte.
Desde París, Melanie Delloye, hija de la ex candidata, opinó que la liberación de su madre es como “salir de una pesadilla”, y su otro hijo, Lorenzo, expresó: “Es el mejor momento de mi vida”.
Después de conocerse la noticia de la liberación, un avión en el que viajaron el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, y los familiares de Betancourt, despegó desde el aeropuerto militar de Villacoublay, cerca de París, con destino a Colombia.
“Agradezco a Dios y a los soldados de Colombia”, destacó, emocionada, la política colombo-francesa, y aseguró que no olvidará a quienes siguen secuestrados.
Durante una conferencia de prensa que concedió en el aeropuerto militar de Catam, de Bogotá, Betancourt hizo algunos comentarios en francés. Luego dio las gracias a Francia, a la comunidad internacional y a la Prensa.
Conocida la noticia, centenares de colombianos salieron a las calles con banderas. Las vías fueron invadidas por personas que aplaudían y gritaban: “Libres, libres, libres”.
Aunque no se ha pronunciado públicamente, fuentes oficiales refirieron que el presidente Álvaro Uribe se declaró “feliz” y dijo que este “es el rescate más perfecto de la historia”.
