En el ambiente rondaba la incertidumbre porque las propuestas de los candidatos no lograron convencer a la mayoría, la legitimidad del padrón estaba en entredicho, había amenazas de disturbios en regiones con acarreo de votantes y la ola de criminalidad azotaba el país. Se temía que al conocerse los resultados de los comicios podría desatarse una avalancha de impugnaciones de candidatos a diputados y alcaldes que quedaron fuera de la contienda, por ser contratistas del Estado, por denuncias o errores en asambleas de los partidos.
Escenario
De los 28 partidos políticos inscritos en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), 18 postularon candidatos y solo 10 presentaron binomios presidenciales, de los cuales nueve tenían ideología de derecha y únicamente la candidata Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz 1992, se postuló por una coalición de partidos de izquierda.
PARTIDO | PRESIDENCIABLE | VICEPRESIDENCIABLE |
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CASA | Alejandro Giamattei Falla | Óscar Alberto Zamora Solano |
CREO | José Eduardo Suger Cofiño | Petrona Laura Reyes Quino |
LIDER | Manuel Antonio Baldizón Méndez | Haydee Raquel Blandón Sandoval |
ADN | Adela Camacho Sinibaldi de Torrebiarte | José Antonio de León Escribano |
PAN | Juan Guillermo Gutiérrez Strauss | Carlos Enrique Zúñiga Fumagalli |
PP | Otto Pérez Molina | Ingrid Roxana Baldetti Elías |
PU | Patricia de Arzú | Álvaro Hugo Rodas Martini |
UCN | Mario Amílcar Estrada Orellana | Mauricio Urruela Kong |
VIVA | Harold Osberto Caballeros López | Efraín Medina Guerra |
WINAQ-URNG | Rigoberta Menchú Tum | Rodolfo Aníbal García Hernández |
El principal ofrecimiento de campaña de todas las organizaciones políticas era continuar con los programas sociales implementados por el gobierno saliente, pero también mejorar los índices de seguridad ciudadana y combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
Comicios atípicos
Los comicios se salieron de lo común en ese entonces porque más de un centenar de candidaturas tuvieron que decidirse en las cortes, incluidas las aspiraciones presidenciales de la ex esposa del presidente Álvaro Colom, Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y el ex pastor evangélico Harold Caballeros, quien fue inscrito pocos días antes de las elecciones.
Los ojos del mundo se enfocaron en Guatemala cuando Torres se divorció del actual mandatario, ante la negativa de las cortes de ordenar su inscripción presidencial por fraude de ley. Por primera vez el partido gobernante no presentó aspirante presidencial e intenó posicionar a sus diputados y alcaldes.
Otro hecho histórico fue que por primera vez los ciudadanos acudieron a las urnas electorales con dos documentos de identificación: Cédula de Vecindad y el Documento Personal de Identificación (DPI).
Violadores de la Ley
El proceso electoral se inició antes de que el Tribunal Suprpemo Electoral (TSE) diera el banderazo de salida, debido a que la mayoría de partidos se anticiparon a hacer campaña y, aunque todos fueron sancionados, ninguno pagó la multa porque apelaron en la Corte Suprema de Justicia.
Organizaciones civiles y observadores electorales criticaron a los candidatos porque violaron la ley en reiteradas ocasiones, sin que el TSE pudiera castigarlos con medidas drásticas. El Partido Patriota, que lideró las encuestas de intención de voto, llegó a la primera vuelta como la organización con más multas; incluso en la recta final de campaña fue amonestado en forma pública por el TSE por haber rebasado el techo de campaña en Q10.5 millones, por lo que no podía hacer campaña si pasaba a la segunda vuelta.
Jóvenes y mujeres
La participación de las mujeres también marcó los comicios. Las féminas representaron el 50.9 por ciento del padrón electoral y en los binomios presidenciales se contaban dos aspirantes a la primera magistratura y tres más que buscaron ser vicepresidente. Los jóvenes también fueron relevanes, ya que más de 19 mil personas de 18 a 35 años de edad se postuaron como aspirantes a cargos de elección popular.
Resultados
La población guatemalteca atendió el llamado de asistir a tempranas horas de la mañana, para evitar la lluvia, por temor a que pudiera caer durante la tarde. Pasado el mediodía, el TSE afirmó que el 50 por ciento de los ciudadanos empadronados ya había votado. Algunos detalles se hicieron notar en los diferentes centros de votación, como la lentitud de las juntas receptoras de votos, instalaciones no aptas para discapacitados y algunos fiscales de partidos que se quejaron por no haber recibido el pago ofrecido.
Como se había proyectado en las encuestas de intención de voto, los candidatos a la Presidencia por los partidos PP y Líder obtuvieron la mayoría de votos. El PP obtuvo 36.1 por ciento de votos, equivalente a 2.3 millones 979 mil votantes, y Líder, el 22.68 por ciento, o sea 1.9 millones de votos. En tercer lugar se ubicó el candidato de Creo, Eduardo Suger, quien obtuvo un 16.62%, equivalente a 735 mil 728 votos.
En la mayoría de departamentos dominó el PP, al igual que Líder en el segundo lugar, aunque en el departamento de Guatemala fue notable el voto por Eduardo Suger.
Un dato interesante es que el TSE dio a conocer resultados oficiales cuatro días después de los comicios.
La segunda vuelta para elegir al Presidente de la República se realizó el 9 de noviembre de 2011. Fue ganada por el PP con 2.3 millones 979 mil votos, 53.74 por ciento del total de votos válidos contra los 1.9 millones 81 mil tres votos, 46.26 por ciento del partido Líder. El binomio del PP formado por el general retirado Otto Fernando Pérez Molina e Ingrid Roxana Baldetti Elías gobernarían el país del 14 de enero de 2012 al 14 de enero de 2016.
Paradójicamente, el partido gobernante se había caracterizado por la oposición al partido saliente, la UNE, en temas de corrupción y transparencia. Lo que nunca imaginó es que a meses de finalizar el periodo Pérez y Baldetti serían procesados por su presunta participación en la red de defraudación aduanera denominada “La Línea”. Otros altos mandos de instituciones como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y la Superintendencia de Administración Tributaria también fueron sindicados de pertenecer a esa estructura y a otras paralelas dedicadas al lavado de dinero y contrataciones anómalas.
El régimen de Pérez Molina terminó con un gabinete casi disuelto, un partido fragmentado y la indignación de miles de guatemaltecos que se sintieron traicionados.