Tras permanecer por 399 an?os en el mismo lugar desde que el escultor Quino Catan?o lo terminara, la imagen del Cristo de Esquipulas ha sido trasladada. El deterioro sufrido a lo largo de todo este tiempo hace necesario una intervencio?n profesional que garantice su sobrevivencia por muchos an?os ma?s.
Cuenta la historia que un 29 de agosto de 1594, fue encargado al escultor portugue?s Quirio Catan?o, residente en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala, un crucifijo para los indi?genas Chorti?s de Esquipulas.
La escultura muestra el drama de la crucifixio?n, ha sido venerada desde entonces religiosamente por miles de feligreses, tanto guatemaltecos, como del resto de Centroame?rica, Me?xico y muchos ma?s.
Las historias sobre favores e incluso milagros concedidos a los creyentes, abundan, asi? como tambie?n las placas, muletas y otros objetos que adornan las paredes del Templo, como muestras de agradecimiento. Pero esa fe, que lleva a los peregrinos a rozar parte del cuerpo de nuestro Sen?or, asi? como el humo de las velas y el mismo tiempo, le han causado un dan?o considerable.
De acuerdo con Monsen?or Rodolfo Quezada Torun?o, Prelado de la Basi?lica de Esquipulas, se haci?a necesario iniciar un
proceso de restauracio?n, porque la evaluacio?n de los restauradores indica que, de no hacerse, el deterioro podri?a dan?ar definitivamente las ima?genes.
Trabajo de hormiga
Los especialistas que tienen a su cargo la delicada labor, pertenecen al Instituto de Antropologi?a e Historia. Jorge A. Cari?as,
Carlos Arturo Paniagua y Ramiro Irungaray, son los que desde el 20 de agosto, y por espacio de cuatro meses, trabajara?n en la restauracio?n.
De acuerdo con la evaluacio?n de estos profesionales, el clima de Esquipulas tambie?n ha contribuido al deterioro de las ima?genes. Pero no so?lo eso arrojo? el examen. Dentro de las esculturas encontraron cucarachas y cierto tipo de microorganismos que ameritan un trabajo delicado en cada una de las piezas.
Adicional a ello, tienen agujeros en varias partes, les faltan manos y dedos, y los rostros se han descascarado. De la evaluacio?n, tambie?n surgio? otra sorpresa: no se sabe quie?n burilo? las piezas que acompan?an al Sen?or, y que e?l no es de madera de Naranjo, como siempre se ha dicho y, finalmente, que su verdadero color no es el moreno.
Gracias a un convenio entre el IDAEH y la Prelatura de Esquipulas, el equipo de restauracio?n casi ha terminado con las ima?genes que acompan?an al Cristo, es decir la Virgen Dolorosa y Mari?a Magdalena, asi? como la imagen de San Juan.
Los restauradores, todos guatemaltecos, tienen en su haber otros trabajos similares, como los realizados con la Virgen de Chiantla en Huehuetenango. Para llevar a cabo su labor, los profesionales han empleado te?cnicas y materiales especiales. De esa cuenta, han logrado resanar el encarnado, el estofe (decoracio?n de los atuendos) y substituir las piezas faltantes de las ima?genes que acompan?an al Cristo.
Aunque realizan pacientemente su labor en un taller instalado para los efectos en la Abadi?a de la Iglesia, todavi?a no han comenzado los trabajos con el Cristo, el cual fue necesario trasladar a un nuevo cameri?n, porque donde se encontraba, estaba apolillado. Y, por el momento, no es posible tocarlo.
Segu?n explicaron, al Cristo no se le hara? ninguna remodelacio?n, u?nicamente se le sanara?n las partes deterioradas con las te?cnicas y los materiales ma?s avanzados para que la pa?tina del tiempo impregnada en su cuerpo, siga igual.
De acuerdo con Monsen?or Quezada, la medida fue necesaria, porque el roce constante, principalmente en las pantorrillas de la imagen, ha hecho que la imagen del Cristo sea una de las ma?s dan?adas; el encarnado de los pies y una pierna esta? tan gastado que se ve la madera.
Monsen?or explica que ellos han sido testigos de co?mo las ima?genes se han deteriorado poco a poco. Sin embargo, no pueden evitar las manifestaciones de fe de los miles de peregrinos que diariamente visitan la Iglesia y que como tradicio?n, quieren tocar y besar la imagen del Sen?or.
Pequen?o revuelo
La restauracio?n es un hecho. Pero el inicio del proyecto, causo? revuelo en la tranquila poblacio?n de Esquipulas. Algunas personas al conocer la noticia, manifestaron su oposicio?n indicando la posibilidad de un robo o que los restauradores alteraran el color y forma original de las ima?genes.
Monsen?or Quezada Torun?o afirmo? que nada malo sucederi?a. Sus palabras, como siempre, inyectaron confianza en los que
adversaban el proyecto. De esa suerte y para dejar todo claro, el 20 de agosto recie?n pasado, convocaron a todos los sectores de Esquipulas para informarles sobre los trabajos de restauracio?n y para que pudieran expresar sus opiniones.
El informe de los te?cnicos fue concluyente. Finalmente, todos coincidieron en la necesidad urgente de que se iniciaran los trabajos de restauracio?n. Los temores son comprensibles si se toma en cuenta que Esquipulas, como centro religioso, recibe anualmente un millo?n de personas que mueven el comercio de la ciudad.
Retirar la imagen representari?a, a ojo de buen cubero, considerables pe?rdidas para todos, desde los que venden dulces hasta la muy bien organizada infraestructura hotelera.
Por fortuna, los restauradores han dicho que comenzara?n los trabajos con el Cristo Negro, precisamente en estos di?as. Eso slgnificari?a que a ma?s tardar a finales de noviembre, estari?a listo para ser colocado nuevamente en su posicio?n original.
Y asi?, tranquilizados los a?nimos, todos esperan el momento en que nuevamente el milagroso Sen?or de Esquipulas vuelva a ocupar el lugar desde donde ha iluminado a todos los guatemaltecos, por casi cuatrocientos an?os.