Dos días después de que el niño naciera, hubo actividad en la finca: unos mozos ensillaban caballos, otros preparaban comida y otros más arreglaban la casa. Todo ese movimiento era por el bautizo de Justo Rufino. Por el camino de San Marcos a San Lorenzo, la comitiva se acercaba a la hacienda.
El tiempo pasó y el niño creció. cuentan que cuando tenía 6 años, aprendió a leer la “Cartilla de San Juan”, un librito que le enseñó un anciano de la finca.
Poco a poco, Justo Rufino se fue convirtiendo en un inquieto joven. Dicen las historias que por las tardes le gustaba montar sus briosos caballos y recorrer los linderos de las fincas de sus padres. Cuando tuvo 16 años, abandonó el paisaje en donde había pasado sus primeros años y fue a estudiar, primero en algunas escuelas públicas de San Marcos y luego en Quetzaltenango. Más tarde concluiría sus estudios de Notario en la capital de Guatemala.
Corría el año de 1862, cuando Justo Rufino volvió a su tierra con su título. La alegría de los padres fue grande y como premio le regalaron una finca, “El Malacate”.
Durante un tiempo, Barrios ejerció su profesión y también se dedicó a la agricultura. Aún estaba soltero y tenía 32 años. Relata la historia que en aquella época, el gobernante de Guatemala era el Mariscal Vicente Cerna; según sus críticos, el gobierno tenía retardado el desarrollo económico, político, social y cultural del país.
Ese atraso social provocó posteriormente el estallido de un descontento entre los sectores; protestaban los intelectuales, algunos diputados y la gente de los pueblos y ciudades. Y esa situación culminó con el nacimiento de grupos desafectos al régimen.
De acuerdo con las narraciones históricas, el primer movimiento guerrillero de esa época surgió un 2 de febrero de 1867; fue en Sanarate, El Progreso, en donde el Mariscal Serapio Cruz levantó su bandera de protesta y con algunos personajes se lanzó a la lucha armada.
De la intentona, los boletines emitidos por el gobierno dan cuenta que las fuerzas rebeldes se dirigieron a Quetzaltenango. Después habrían de sentar sus bases en las montañas de la Verapaz.
A ese grupo desafecto al gobierno, siguió otro. El 3 de agosto de 1867, desde su finca El Malacate, Justo Rufino Barrios junto con otro grupo de personas también se levantaron en armas. Una de sus primeras acciones fue asaltar el cuartel militar de San Marcos.
Los dos levantamientos fueron repelidos por las tropas gubernamentales, Barrios huyó a Soconusco; el Mariscal a El Salvador y finalmente a Comitán, México. Aparentemente, la paz vovía al gobierno. No fue así.
Días mas tarde, de varias regiones del país llegaban a la capital las noticias de que los insurrectos habían regresado. A los nuevos ataques armados en contra de las tropas del gobierno se sumó en la capital la fuerte oposición que desde su curul en la Asamblea desataba en contra del gobierno.
Inmediatamente que triunfó la Revolución, uno de los principales cabecillas -Miguel García Granados- asumió el mando de la nación como presidente provisorio. Su gobierno fue de transición, pero durante su periodo comenzaron grandes cabios en las estructuras de la nación, nuevas leyes, ordenamiento de la administración pública y otras cosas importantes de la vida del Estado.
Dos años después y según lo convenido, García Granados convocó a una Asamblea Constituyente y ésta a elecciones presidenciales. Las votaciones favorecieron a Justo Rufino Barrios.
El 8 de mayo de 1873, la Asamblea Nacional Constituyente emtió un acta en la cual le dio a conocer al pueblo de Guatemala el triunfo del primer presidente constitucional de la Revolución Liberal. A partir de esa fecha, las estructuras de Guatemala cambiaron, por ejemplo, la implantación del café como base del modelo económico del país.
Otros avances de la época durante el gobierno de Barrios fue la introducción del ferrocarril a Guatemala, instauró la Ley de Jornaleros para proveer mano de obra indígena a los caficultores y decretó la libertad de cultos.
Barrios tenía el sueño de crear la Federación de Centroamérica, sin embargo eso provocó una guerra que le costó la muerte el 2 de abril de 1885.