El expresidente había manifestado semanas atrás su intención de postularse nuevamente a la presidencia de la República. En ese entonces gobernaba el militar Miguel Ydígoras Fuentes, la élite dominante veía con malos ojos el regreso del ex presidente ya que éste gozaba de aceptación popular.
Ydígoras pasaba por una situación difícil políticamente hablando ya que un movimiento de protestas exigía su renuncia ante la corrupción y violencia política que tenía al país sumido en crisis. El regreso de Arévalo traería un nuevo movimiento en el juego político.
Diputados y políticos de la extrema derecha, que venía gobernando desde la caída del coronel Jacobo Árbenz y que había respaldado la intervención norteamericana, se opuso al ingreso de Arévalo al país y presentó recursos legales y anunció una contra campaña para evitar su candidatura presidencial.
Sin embargo, Ydígoras manifestó que Arévalo podía ingresar libremente pero siempre y cuando aclarara su situación ya que según el y sus opositores, estaba pendiente el esclarecimiento del crimen en contra del coronel Francisco Javier Arana, uno de los triunviros de la Revolucíon de 1944 y quien fue asesinado durante su gestión. Además de que aclarara su supuesta inclinación ideológica por el comunismo.
Arévalo respondió con una carta abierta en la que manifestaba que el caso del asesinato del coronel Franciso Javier Arana había sido iniciado ante el juzgado de Amatitlán, deteniéndose por causas que el desconocía. Sobre su posición ideológica aclaró que el había optado por adoptar una línea doctrinaria propia, optando por el espiritualismo, misma que era antagónica con el materialismo de la doctrina marxista.
La estrategia que utilizó el régimen para evitar la candidatura de Arévalo fue la de implantar un estado de sitio el 25 de marzo de 1963 por la constante agitación y violencia subversiva. A pesar de la tensión política, Arévalo arribó a Guatemala secretamente.
Entrevista
El ex presidente resolvió algunas dudas sobre el motivo de su estadía en Guatemala y sus planes. Aunque fue hermético en manifestar que la forma en que había llegado al país era un secreto militar.
Al periodista Isidoro Zarco de Prensa Libre se les unieron de otros medios extranjeros como la CBS, The New York Times, NBC y otros medios mexicanos quienes les formularon varias cuestiones. Algunas de las preguntas fueron las siguientes:
¿Piensa quedarse en el país?
Con una sonrisa optimista respondió: Del territorio guatemalteco no me saca nadie; vengo a dejar el pellejo si es necesario.
¿Se reunirá con sus correligionarios?
No, mientras dure el estado de sitio. Yo no debo aparecer en público, mientras dure el estado de emergencia, a fin de no provocar disturbios.
¿Es cierto que los comunistas lo apoyarán en la lucha electoral?
Los comunistas no me han ofrecido su ayuda, por el contrario, me han combatido furiosamente. No he tenido ninguna relación con los comunistas. Nunca he sido comunista, ni me gusta el comunismo ni jamás lo seré.
¿Qué opina usted de un gobierno de unificación nacional?
Yo, como líder de varios partidos políticos, acataré lo que éstos resuelvan; yo, personalmente, gobernaré con la gente más capaz y más honesta de dentro y fuera del arevalismo.
¿Sus relaciones con Estados Unidos, como serán?
Cordialísimas, mientras esté el señor Kennedy y la gente de Harvard en el gobierno. hasta ahí mi compromiso; pero, si resucitara Foster Dulles, las relaciones no podrían ser las mismas.
Al finalizar la entrevista el doctor Arévalo expresó que solicitaba a sus partidarios y simpatizantes, que no caigan en provocaciones y disturbios.
La candidatura del ex presidente Arévalo quedó en intenciones ya que un movimiento militar encabezado por el ministro de la defensa del gobierno de turno, Enrique Peralta Azurdia, derrocó al general Ydígoras Fuentes el 31 de marzo de 1963 interrumpiendo el periodo presidencial y el orden constitucional.