Como deportista amateur, organizó en Barcelona, en 1951, los primeros campeonatos de hockey del mundo sobre patines de ruedas y consiguió la victoria del equipo español, en lo que fue un éxito que le valió el reconocimiento del dictador Francisco Franco, del que fue admirador.
El régimen franquista le nombró delegado nacional de Educación Física y de Deportes de 1966 a 1977.
Diplomado del Instituto Superior de Ciencias Empresariales de Barcelona, Samaranch pasó a ser profesor de Economía y consejero en el sector bancario, convirtiéndose en presidente de la Caja de Ahorros Provincial de la Diputación de Barcelona, antes de ocupar desde 1987 a 1999 la presidencia de la potentísima caja de ahorros, La Caixa, de Cataluña.
Miembro del COI desde 1966, Samaranch fue el primer embajador español en Moscú (1977-1980), tras la reanudación de las relaciones diplomáticas con la antigua URSS.
Jefe de protocolo del COI de 1968 a 1975, y de 1979 a 1980 fue nombrado para la comisión ejecutiva en 1970 y desempeñó el cargo de vicepresidente entre 1974 a 1978 antes de acceder a la presidencia, en 1980, para la que fue reelegido en tres ocasiones (1989, 1993 y 1997), antes de dejar el cargo en el 2001.
En 1991, el rey Juan Carlos I de España lo nombró marqués de Samaranch por su trabajo en favor del movimiento olímpico y la atribución de los Juegos de 1992 a Barcelona, que supuso su momento más glorioso.
Los Juegos de Barcelona 92 cosecharon algunos de los mejores resultados del deporte español, y Samaranch no dudó en calificarlos de “los mejores de la historia”.
Viudo de María Teresa Salisachs-Rowe, fallecida el 16 de septiembre del 2000, Samaranch es padre de un hijo, Juan Antonio, miembro del Comité Olímpico Español (COE) y del COI desde el 2001, y de una hija, María Teresa.
Su fin de presidencia estuvo marcada por varios problemas de salud. En julio del 2001 fue hospitalizado en Lausana, a los 81 años, por una “fatiga extrema”, tras el congreso del COI en Moscú. El día anterior había anunciado en la capital rusa la elección de su sucesor, el belga Jacques Rogge, tres días después de designar a Pekín sede de los Juegos del 2008.
En agosto del 2001 tuvo complicaciones agudas de hipertensión arterial debido a “un enorme esfuerzo antes y después” del congreso de Moscú, y fue hospitalizado en Barcelona. En diciembre del 2007 volvió a ser hospitalizado en Madrid, por una subida de tensión.
Samaranch, presidente vitalicio de honor del COI, no ahorró esfuerzos para volver a traer los Juegos a España, pero su apoyo no bastó para otorgar a Madrid la sede de estos ni para el 2012, que fueron en Londres, ni para el 2016, que se celebran en Río de Janeiro.
Samaranch falleció a los 89 años el 21 de abril de 2010 a consecuencia de un paro cardiorespiratorio.