Estos se hacen llamar «María Félix», auspiciados por el dueño de una pensión capitalina que también es homosexual, y todos se visten de mujeres y de hombres, se pintan, se ponen velo y luego se casan con otro miembro del grupo.
Estas ceremonias se celebran una cada domingo, el dueño de la pensión, les pone la música de un tocadiscos, luego les proporciona un cuarto a cada pareja para que pasen su luna de miel.
Un vecino, cansado de estos escándalos, puso del conocimiento de las autoridades. Estas al presentarse en un lugar cercano a la pensión, todavía pudieron divisar a un grupo de muchachos vestidos de mujeres y otros de hombres, cambiándose caricias. Al verse sorprendidos, una parte del grupo se puso en fuga.