En esa forma, lenta y dificultosa, la imagen llegó hasta la catorce calle y avenida del Cementerio con bastante retraso, ya que pasó a las 9.30 horas frente a la entrada principal de la necrópolis capitalina, precisamente a la hora en que, de acuerdo con el itinerario trazado, debería haber llegado al puente del Matasano, en la Antigua Guatemala.
La misma lentitud en la marcha volvió a observarse al paso de la bellísima imagen por la población de San Lucas Sacatepéquez, que prácticamente se volcó sobre la carretera Roosevelt, para verla pasar.
Reanudada la marcha, con dificultad a causa de los miles de vehículos que circulaban por la carretera y que a duras penas se detenían para verla pasar, la imagen llegó a la Antigua Guatemala alrededor de las 12 horas, seguida de una fila de automóviles, camiones, camionetas que tenía unos dos kilómetros de largo, que a duras penas avanzaba a causa del embotellamiento que se produjo en las cercanías del puente de El Matasano, donde millares de antigüeños y capitalinos esperaban a la bellísima imagen de Jesús de Candelaria.
En esas circunstancias, se inició la procesión programada hacia las ruinas de Candelaria, en donde al llegar el cortejo, a eso de las dos y media de la tarde, monseñor Mariano Rossell Arellano, arzobispo de Guatemala, ofició una solemne misa, en la cual oró por Guatemala y por el éxito del concilio ecuménico Vaticano II.
Durante la ceremonia actuó el coro del seminario conciliar de Guatemala, y abordó la cátedra sagrada el reverendo padre Dr. Rodolfo Quezada Toruño.
La procesión de retorno al puente del Matasano, se inició a las tres de la tarde y luego de pasar frente al presidio antigüeño, donde la consagrada imagen de Jesús de Candelaria recibió el homenaje de los allí recluidos, continuó rumbo hacia el parque Central, habiendo pasado frente al Palacio de los Capitanes Generales a las seis de la tarde y llegando al lugar de su destino más o menos hora y media después, en donde de nuevo la imagen fue colocada en el camión trailer, para iniciar su viaje de regreso a la parroquia de Candelaria, a donde ingresó a las 0.30 horas.
El viaje de retorno a la capital se realizó con las mismas dificultades a cause de los millares de personas que se agolparon por las calles para ver desfilar a la consagrada imagen, que iba luciendo una hermosa túnica de color roja y acompañada de una antigua imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que también se venera en la misma parroquia y que viniera de la destruida ciudad de Santiago. Acompañó la procesión, en todo el recorrido, el párroco monseñor Gilberto Solórzano Búcaro.