El cardenal australiano Edward Cassidy presentó en el Vaticano, el documento titulado “Recordamos: una reflexión sobre la Shoah, Holocausto”, elaborado por la Comisión para las Relaciones religiosas con los judíos.
En el documento la Iglesia Católica admitía y deploraba profundamente, de forma oficial, la culpa que cupo a parte del pueblo cristiano, tanto en el exterminio masivo de judíos en los campos de concentración, como en la persecución en dos mil años, rechazando al mismo tiempo cualquier responsabilidad de la Iglesia en esa tragedia.
Una carta personal del Papa Juan Pablo II introducía al texto, cuyo sentido era examinar las responsabilidades frente a los males de nuestro tiempo, especialmente los sufrimientos del pueblo judío durante la II Guerra Mundial.
“El crimen que conocemos como Shoah, permanecerá como una mancha indeleble en la historia del siglo que estamos por concluir”, afirmaba uno de los cinco apartados del documento y calificaba al Holocausto como uno de los principales dramas de la historia del siglo XIX.
Reacción de la comunidad judía
El documento publicado causó distintas reacciones entre las comunidades judías del mundo, algunas de las principales fueron la del gran rabino de Israel, Israel Meir Lau, y la del Consejo Central de Judíos, en Alemania, que reaccionaba con escepticismo ante el texto emitido, pues sonaba más a minimización y justificación.
Según Meir Lau, el documento alentaba la necesidad de pedir perdón, por lo que la Iglesia Católica tenía que dar un paso adicional y reconocer que en sus relaciones con los judíos había pecado.
Sin embargo, para la comunidad judía italiana, destacó que una reflexiono como el Shoah, era un paso importante en el camino de clarificación de la Iglesia.
Silencio culpable
Durante la Segunda Guerra Mundial, el papado estaba en manos de Pío XII, quien permaneció en silencio frente a las persecuciones de los judíos, hasta las extremas consecuencias de exterminio, dejando libre el curso de la barbarie nazi.
El silencio de Pio XII se atribuye a una cuestión política, quien por la estrecha relación entre el Vaticano y el gobierno de Italia, prefirió mantenerse callado.
Italia, Alemania y Japón fueron el eje de la Segunda Guerra Mundial, por lo que estar en contra del exterminio judío, era estar en contra del gobierno italiano, miembro de dicho grupo, argumentaron en su momento analistas.
A Pio XII se le asoció con Hitler y fue señalado de ser nazi. Esta fue una postura infundada que la iglesia en 1998 fue desacreditando poco a poco.
Para ello, el Papa Juan Pablo II puso en manos del jesuita Pierre Blet la respuesta adecuada a las acusaciones de que había sido objeto Pío XII, a raíz de la publicación del documento sobre la reflexión del Shoah (Holocausto), pues elogiaba a Pío XII por las numerosas vidas que salvó durante la Segunda Guerra Mundial.
Lo que no sabe del Holocausto. (Video: tomado de Youtube)