Cientos de personas comenzaron a aglomerarse a su alrededor, lo cual dio confianza al des prejuiciado hombre, que se dirigió a tomar el fresco hacia la plaza del Panteón Nacional.
Al aumentar el número de adherentes al nudista, la Policía se acercó para indagar qué sucedía, y luego de vanos intentos de ponerle la ropa optaron por llevarlo a la cárcel a meditar sobre los inconvenientes de caminar sin ropas por las calles.