Su primer nombre fue el mercado de El Calvario, puesto que se situaba al lado del antiguo cerrito de El Calvario, entre la 5a. avenida y la Sexta Avenida, y 18 calle de la zona 1.
“Se calcula que fue construido entre 1777 y 1780 como una sucursal del Mercado Central, ya que este quedaba muy retirado para los parroquianos del lugar, de esa cuenta surgen los mercados cantonales pequeños y dispersos espacios de venta en diferentes puntos de la ciudad”.
El cronista de la ciudad de Guatemala Miguel Álvarez, dijo : “Tenemos que tener claro que el término plaza en una ciudad es el centro del pueblo, y ahí se hacían los días de mercado; en el caso de Guatemala, la plaza se formaba frene a la Catedral, y a este lugar por ser un espacio de venta más pequeño que el que se daba en la plaza mayor, le quedó placita, de tal cuenta a las vendedoras les comenzaron a llamar placeras”.
Posteriormente, fue trasladado a su ubicación actual, en la Sexta Avenida, de la 19 a la 21 calles, zona 1.
En ese lugar antes se encontraba la Pila del Perú, que se cayó durante uno de los terremotos del siglo pasado, y un potrero en el que descansaban los caballos y los bueyes de las carretas que transitaban por las calles de la ciudad.
Frente a esta edificación estaba un amate, frondoso árbol que bajo su sombra se sentaban varios comensales que compraban su almuerzo en el mercado.
En esa época era el único mercado que surtía a la comunidad, cabe resaltar que era una de las más pobres, por eso se caracterizó por ofrecer productos a bajos precios.?
La población que vivía en los alrededores prefería hacer sus compras en el mercado de El Calvario, ya que la otra opción era la Plaza Central, pero esta no solo quedaba más lejos, sino que era más costosa.
“Ahí se encontraba a diferentes personajes que desempeñaban varios oficios, como el cordelero, era el que llevaba con lazos los canastos de los compradores; también estaban los carreteros, que junto a sus bueyes se estacionaban frente a lo que hoy es la Tipografía Nacional”.
Al mercado acudían todas las personas que los arrieros llevaban a petición del Marqués de Aycinena, quienes llegaban a abastecerse de alimentos a los pobladores.
Existe la leyenda en el antiguo mercado se encontraba un árbol de amate, el cual florecía sólo el Sábado de Gloria, y se aparecía el diablo. Cuentan que algunos comerciantes del mercado hicieron pacto con él para que su negocio siempre fuera próspero.
También se menciona que en las antiguas instalaciones del mercado La Placita había una escultura en honor a Mercurio, por lo que las señoras que visitaban el mercado decían : “Ya vengo sólo voy al Mercurio”, y es por esto que popularmente a los mercados en general se les llama así.
Grandes incendios
El 24 de enero de 1954 el mercado La Placita fue reducido a cenizas por segunda vez, ya que en el año de 1943 también un incendio dejó pérdidas por más de doscientos mil quetzales.
El origen del fuego inicio en un local donde se vendía ropa el cual era de madera y lamina esto hizo que diez locales prendieran en llamas rápidamente, las avenidas cuarta y quinta, así como la 18 y 19 calles, quedaron alfombradas en un santiamén, de papeles, ropa, trastos y madera seca el incendio fue sofocado a 19:30 horas.
El 6 de marzo de 1955 un incendio en el basurero aledaño al mercado sur número dos estuvo a punto consumir las instalaciones del mercado pero la pronta intervención de los bomberos voluntarios a pesar de no contar con agua y equipo evitó que el incendio tuviera mayores consecuencias.
Un pavoroso incendio destruye por tercera vez el centro comercial el 27 de noviembre 1958, destruyendo más de 15 puestos de ventas , irócamente la platica quemada era nuevamente noticia, luego que bomberos apagaran las llamas se estimaron las perdidas en más de 15 mil quetzales.
Alrededor de 200 puestos de víveres y mercadería general se quemaron en un incendio que duro hora y media dentro del mercado de la placita quemada de la sexta avenida y avenida del Castillo el 4 de mayo 1959 .
El incendio aparentemente se inició en un puesto de venta de café y alimentos. A las once menos cuarto los bomberos declararon al fuego bajo control, después de haber impedido que se propagara al resto del mercado.
La Placita quemada ha sido consumida por voraces incendios, el 13 de abril de 1994 y el 25 de junio 1998. Los siniestros han sido provocados por cortocircuitos o inquilinos que han dejado velas encendidas.