Se formaron cofradías, se organizaron rezos y salieron procesiones. La devoción se afianzó tanto en la población que Fray Lope de Montoya, decidió mandar a hacer una nueva imagen de Nuestra Señora, muy rica y bella que se expone a la veneración de los fieles en 1592.
Una joya valiosa
La colocaron en una capilla suntuosa en el citado templo y se convirtió en el centro mariano más importante de la piedad guatemalteca, de tal manera que el Papa Clemente VIII en 1595, agregó la capilla de la Virgen del Rosario de Santo Domingo de La Antigua, a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, comunicándole todas las gracias e indulgencias de que goza la madre en todas las iglesias del Orbe.
De plata
La imagen de la Virgen del Rosario, hecha totalmente de plata, que hoy veneramos en el Templo de Santo Domingo durante todo el mes de octubre, posee un incalculable valor que siempre fue reconocido y admirado desde su creación, tomándose como una de las más bellas de América.
Esta imagen “de plata” se dice fue hecha en base a otra llamada “La Antigua o Dómina”, de autor anónimo, que también era de incalculable belleza y que hizo también a la Virgen de Chiantla venerada antes que aquella.
Al respecto, Fuentes y Guzmán indica: “El molde en que se vació esta tala peregrina imagen de la Virgen Nuestra Señora, está con mucha veneración en un altar muy decente, en un tránsito o pasadizo que entra al noviciado y la llaman la imagen de la dómina porque allí todos los días del año se junta la comunidad, desde el Prior abajo, a decir el oficio de María, y es muy digno de repara en que siendo aquél, verdaderamente, el molde en que se hizo la fundición, no hay semejanza poca si mucha en ellas, siendo así esta imagen de domina es bellísima, lo que la Virgen de Plata mucho más con superiores grados”.
Remesal al respecto escribió lo siguiente: “al pueblo de Chiantla, de la Orden y del Convento de Santo Domingo de Guatemala, se llevó la devotísima imagen de N. Señora que allí está y que fue hecha por el mismo oficial que la que llaman N. Señora del Rosario La Antigua, a diferencia de la nueva que se hizo en plata de la misma advocación”.
El trabajo de fundición estuvo a cargo de los plateros Almonina, Bozarráez y Medina y según la obra de Miguel Álvarez, la fecha tradicional de fundición se ha tomado en 1592, pero él menciona que conforme con la obra “El Arte de la Platería en la Capitanía General de Guatemala” de la doctora Josefina de Rodríguez, fue en 1580.
Estilo
La obra está concebida dentro del manierismo, estilo que se ubica después del Renacimiento y antes del Barroco y que se caracteriza por su suntuosidad. Según Álvarez, es característica de la iconografía de las Vírgenes del Rosario manieristas, el niño dormido. Forma que, debido al alto grado de veneración que tuvo y mantiene fue tomada de modelo para la creación de varias imágenes que le imitan en ese detalle.
En cuanto al destino de “la Dómina”, dice Álvarez, queda una gran incógnita. Se cree que para los terremotos de Santa Marta en 1773, quedó totalmente desturuida al igual que sucedió con la de plata pero en un grado menor.
La doctora de Rodríguez, indica al respecto lo siguiente: “Con el terremoto mencionado la imagen hecha de plata de la Virgen del Rosario quedó completamente desfigurada y recoge la afirmación del padre Cadena sobre “que la imagen fue sepultada por el polvo, deformada y dividida en varias piezas; bien que extraídas después, ordenada y compuesta a solicitud de los dominicos y esmero de artífices y peritos, restauró toda su belleza y perfecciones que había perdido; duplicando su hermosura para copiar más vivamente a su original sagrado”.
El platero que tuvo a su cargo esta restauración fue Joseph Cornelio de Lara, en 1774. En esta intervención no hubo proceso de fundición, la doctora de Rodríguez agrega que: “por lo menos esta vez no se fundió parte de la imagen de la Virgen”.
Por aparte según Carlos Enrique Zea en su obra “Historia y descripción de la iglesia de Santo Domingo de Guatemala”, fue restaurada en la Nueva Guatemala, por Julio Dubois y en 1983 por el maestro Ramiro Irungaray en el Instituto de Antropología e Historia, Idaeh.
Más que una obra de arte
En el campo del arte de la colonia, toca a la Virgen del Rosario de Santo Domingo, un lugar prominente, trabajo de platería, realizado a finales del siglo XVI, que ningún cronista pasó por alto, escribe Álvarez.
Tomás Gage, fraile dominico del siglo XVII afirma: “Entre las riquezas que estos tienen, refiriéndose a los dominicos, hay sobre todo dos cosas remarcables de las que los españoles con buen humor me decía que los ingleses se informaban mucho cuando tomaban alguno de sus buques, y, que temían que fuese uno de ellos. La primera es una lámpara de plata que está colgada frente al altar mayor, que es tan grande que se necesitan tres hombres para subirla. La segunda es todavía más rica y esta es la imagen de la Virgen María, hecha de plata pura y del tamaño de una mujer de buena talla”.
Por su parte, Fuentes y Guzmán, hace también alarde de la belleza de esta imagen al decir: “la milagrosa y soberana imagen de Nuestra Señora del Rosario de plata sumamente devota y sumamente bella que, a la similitud de la de la Merced muda su rozagante y encendido color en guarda palidez (…). La bella, airosa y admirable estatura de su perfecta planta será de dos cumplidas varas, fuera de la corona y de su divino, soberano y grandioso niño, dormido sol, en brazos de la aurora Virgen Madre, de la que informa y constituye a un niño de edad de un mes, con movimiento tan natural, tan vivo y halagueño que enamora el infántico Rey de las almas más ingratas y dormidas”.
En la parte media del retablo Mayor se encuentra, cubierto de oro, el camarín de Nuestra Señora quien según la describe Zea Flores en su obra: “Tiene cabellera hecha de cabello natural que recubre la cabeza que posee cabellos repujados en plata. El rostro es polícromo; tiene boca pequeña, los grandes ojos miran al niño que sostiene en su mano izquierda”.
“Parecen recordar la moda renacentista, continúa, todo está compuesto en diversas láminas de plata, el conjunto parece un rompecabezas. Su brazo derecho está completado con la mano” en la que sostiene un cetro, “lo que no sucede con la izquierda que no la tiene. La que se ve en el conjunto es una que está en la escultura del niño que mantiene”.
La Virgen es recubierta con tunicelas y mantos, muchos de ellos bordados y de gran calidad, cosa que no se hacía antiguamente. El nio tiene la parte posterior plana para adaptarse al cuerpo de la Virgen, y es también de plata, está dormido sosteniendo entre sus manos y la de su madre una pequeña paloma.
La Virgen del Rosario recibe el tributo de los feligreses en el mes de octubre en su camarín y ha salido en procesión pocas veces y únicamente lo hace para ocasiones o aniversarios especiales. La última procesión que tuvo fue en 2016 por el octavo centenario de la Orden Dominica. Regularmente sale en procesión una réplica de madera que sale en el mes de mayo, el primer domingo de octubre y el último domingo en rosario de la aurora.