Sin embargo a raíz de un obituario titulado “el mercader de la muerte ha muerto” en el que erróneamente se anunciaba su muerte, le hizo reflexionar sobre el mal que sus inventos pudieran causar a la humanidad. Esto lo motivó a que en su último testamento legara la mayor parte de su fortuna a premiar logros en beneficio a la humanidad en los campos de la física, química, fisiología, medicina, literatura y la paz, posteriormente se instituyeron los premios a las ciencias económicas.
Letras guatemaltecas reconocidas
La noticia de que Miguel Ángel Asturias ganó el Premio Nobel de Literatura se conoció el 19 de octubre de 1967 día del cumpleaños del escritor. Asturias se desempeñaba como embajador de Guatemala en Francia y fue homenajeado ese día por las autoridades ediles de la ciudad de París quienes participaban en la inauguración de una plaza dedicada a nuestro país en la ciudad Luz.
Posteriormente al homenaje, Asturias se dirigió a la sede de la embajada y fue sorprendido por un grupo de estudiantes guatemaltecos quienes vestían trajes típicos y pusieron un disco que reproducía el himno de los estudiantes guatemaltecos, conocido como “La Chalana”, misma que fue co-escrita por él en 1922.
Asturias manifestó ese día: “No creí que ganaría porque en todas esas competencias internacionales el poder y el tamaño del país influye el procedimiento de selección y yo pertenezco a un país pequeño. Yo creo que es necesario dar a conocer los problemas de nuestro país y la mejor forma es por medio de la novela y la literatura”. Añadió que se su principal propósito como novelista era tratar de hacer una conciencia universal libre para mi país.
La Academia de Ciencias y Letras de Suecia otorgó a Asturias un premio de US$62 mil como un reconomicimiento a las obras literarias como escritor guatemalteco. “Asturias es un representante prominente de la literatura latinoamericana, que desde su juventud mostró un fuerte amor por la naturaleza y el mundo de los mitos de su país”, indicó Andrés Osterling de la Comisión de los Premios Nobel.
El 10 de diciembre de 1967 se realizó en Estocolmo, capital de Suecia la ceremonia de entrega de los Premios Nobel a la que asistió Asturias acompañado de diez guatemaltecos entre los que destacaban el embajador de Guatemala en Suecia y Alemania, Antonio Gándara; los periodistas Salvador Búcaro Salaverría, Mario Antonio Sandoval, Manuel José Arce, Acisclo Valladares y Aquiles Pinto.
La ceremonia fue presidida por el Rey Gustavo IV quien entregaba los premios a los ganadores. Asturias fue presentado por el doctor Osterling quien dijo que el motivo del premio concedido por la academia, se debía a su obra literaria, rica en colorido, basada en la originalidad del pueblo y en las tradiciones indígenas. Seguidamente hizo un análisis minucioso de varias obras de Asturias y agregó que la creación poética del escritor estaba revestida de la magnificencia plumífera del ave mágica, el quetzal y de la pirotecnia de los insectos luminosos.
Luego de la ceremonia de premiación, en el salón del Ayuntamiento se realizó un banquete en honor de los ganandores. Asturias se dirigió a los asistentes diciendo: “Majestad: Mi voz en el unmbral. Mi voz llegada de muy lejos, de mi Guatemala natal en el umbral de la academia. Es difícil entrar a formar parte de una familia. La familia de antorchas luminosas. Entrar a formar parte de la familia Nóbel. Entrar por voluntad de esta academia cuyas puertas se abren y cierran una vez al año, para consagrar a un escritor”, seguidamente fue ovacionado por los asistentes.
Asturias anheló regresar a su patria y morir en ella, pero su deseo no pudo realizarse ante el clima político de la época.
Exaltada la lucha indígena
Pasarían veinticinco años para que el nombre de Guatemala resonara nuevamente en la lista de ganadores del Premio Nobel. En octubre de 1992 se conoció que la lideresa indígena Rigoberta Menchú Tum había obtenido el Premio Nobel de la Paz, por su activismo en pro de los derechos indígenas. Menchú había vivido en carne propia los horrores del conflicto armado interno el cual en ese tiempo aún se encontraba vigente. Este galardón es el premio político más importante del mundo.
Las organizaciones indígenas, sindicales, estudiantiles y populares del país festejaron la distinción a Menchú. La noticia fue difundida en primicia por Prensa Libre ya que la portada de la edición de ese día lo anunciaba, por lo que el país se enteró a las primeras horas de haberse pronunciado la Fundación Nobel en Noruega.
Menchú en esa época militaba en la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG), la cual se oponía a la represión estatal y buscaba el cumplimiento de los derechos humanos en especial del pueblo indígena. Al enterarse de su designación como Premio Nobel de la Paz expresó: “El premio Nobel concedido a mi persona es determinante para el reencuentro y la concordia en el país, luego de 30 años de guerra interna, que ha dejado más de cien mil muertos, millares de viudas y huérfanos”.
“No tengo ningún resentimiento contra las autoridades de gobierno, puesto que como es del conocimiento públic, los sectores oficiales, entre ellos el gobierno central y el Ejército se opusieron abiertamente para que me concedieran el premio Nobel; sin embargo, dijo, no hay que recordar esa actitud”, expresó Menchú. A pesar de dichas declaraciones el gobierno presidido por Jorge Serrano expresó sus felicitaciones a la Premio Nobel.
La ceremonia de la entrega del Premio, como es costumbre, se realizó el 10 de diciembre de dicho año. Todos los premios se entregan en Suecia a excepción del de la Paz cuya ceremonia se realiza en Noruega.
El presidente del Comité Noruego, Francis Sejersted leyó el discurso de ofrecimiento del premio, justificando el porqué de la escogencia de la señora Menchú. “La personalidad de Rigoberta Menchú ha conservado ese espíritu humanitario conciliador en un mundo de tanta crueldad, apela a lo mejor de nuestros sentimientos. Ella ocupa una posición única como símbolo de la lucha por la justicia”, indicó Sejersted.
En el discurso describió los orígenes de la galardonada, su infancia en medio de la pobreza, pasajes tormentosos que le tocó vivir durante las masacres de los pueblos arrasados en occidente. “Con el mayor respeto y la más profunda admiración por lo que ha aportado, el Comité Nobel Noruego le hace hoy entrega del Premio Nobel de la Paz”, concluyó Sejersted previo a la entrega del premio.
Luego, Rigoberta Menchú recibió la medalla y el diploma que la acreditaban como ganadora del Premio de manos del Rey Harald V, el público se puso de pie y aplaudió por varios minutos mientras ella posaba para televisión europea y fotógrafos de distintos países. El premio, indicó Menchú, permanecerá temporalmente en México, en el Museo del Templo Mayor, hasta que hayan condiciones de paz y seguridad en Guatemala. A la fecha, el galardón permanece aún en el mismo lugar a pesar de que el conflicto armado llegó a su fin en 1996.