Despue?s de ma?s de media hora de espera dentro del avio?n “Mensajero de Esperanza”, el Obispo de Roma bajo? en el puente especial que se le preparo? y, acompan?ado del presidente Alfonso Portillo y de la primera dama de la Nacio?n, uso? el andador para acercarse a la tarima donde presencio? el acto protocolario de bienvenida.
El Papa se vei?a cansado y con dificultad para caminar. Para escuchar el himno nacional, que fue cantado en cinco idiomas mayas por el coro intercultural, el Santo Padre necesito? apoyarse en una silla. Durante su discurso, expreso? su alegri?a por esta tercera visita a Guatemala y resalto? la importancia de proclamar santo al Hermano Pedro. “El ejemplo de su vida y su mensaje son un valioso aporte a la construccio?n de una sociedad que se abre ahora a los desafi?os del tercer milenio”, indico? el Sumo Ponti?fice.
“Deseo fervientemente que el noble pueblo guatemalteco, sediento de Dios y de los valores espirituales, ansioso de paz y de reconciliacio?n tanto en su seno como en los pueblos vecinos y hermanos, de solidaridad y justicia, pueda vivir y disfrutar de la dignidad que le corresponde”, expreso?. El Papa participo? por alrededor de 45 minutos en la ceremonia de bienvenida. Por momentos utilizaba su mano para recostar la cabeza, mientras en las afueras de la Fuerza Ae?rea miles de devotos contaban los minutos para verlo durante su traslado a la Nunciatura Aposto?lica, en donde pernocto?.
Recorrido de júbilo
Al grito de “Juan Pablo II te quiere todo el mundo”, cientos de miles de cato?licos se volcaron a las calles para dar la bienvenida al Papa a su llegada a Guatemala. Gritos, porras, cantos y hasta la?grimas, eran parte del ambiente generado por los fieles para dar la bienvenida a la ma?xima autoridad de la Iglesia Cato?lica, que llego? al pai?s para canonizar al Hermano Pedro de Betancur.
El “papamóvil”, un Ford blanco modelo 1996, fue conducido por el guatemalteco Enrique Padilla, y escoltado por siete vehículos de seguridad. El Santo Padre quien lucía animado, saludó a a sus fieles, y por momentos observó las alfombras que tapizaron la ruta de asfalto que recorrió el papamóvil desde la FAG hasta la Nunciatura, donde el Sumo Pontífice pasó la noche.
Cuatro salvadoreños de la Parroquia Cristo Redentor, del vecino país, ondearon su bandera al paso del Papa. “Era pecado no venir a verlo”, dijo Silvia Landaverde, quien espera, por fe, entrar al Hipódromo, porque no pudo inscribirse en ninguna de las columnas que tendrán libre acceso.
Sitios como El Obelisco, se colmaron de fieles desde la mañana para esperar ansiosos a que el Papa apareciera. Los cantos y gritos de “¡se siente, se siente, el Papa está presente!” amenizaron esa espera. De pronto, corrió la voz: ¡El Papa ya llegó!, ¡El Papa está aquí!. En las plazas y aceras no había espacio para más: padres que sostenían a sus pequeños en hombros, madres que sujetaban las manos de los niños, ancianos que dejaron por un lado los achaques de la edad para salir a saludar al Papa Juan Pablo II. A su paso, el papamóvil dejó una estela de emociones. Lágrimas que brotaban al ver el cansancio y la devoción del Papa peregrino.
“Nos escogió una vez más”, expresó César Miranda, un hombre de 56 años que no pudo contener el llanto. “El Papa es capaz de conmover al hombre más duro, él irradia un sentimiento que no se puede explicar con palabras”.
Ceremonia histórica
Color y tradición
Ceremonia histórica
El colorido especta?culo de las alfombras ti?picas de la Semana Santa guatemalteca reaparecio? en arterias de la capital, para dar la bienvenida al Papa Juan Pablo II. Desde horas de la madrugada, familias completas de feligreses, estudiantes y diferentes grupos se dieron a la tarea de elaborar lo que ma?s tarde se convertiri?a en cinco kilo?metros de serri?n multicolor, pe?talos de flores o fresco pino. La devocio?n y la fe eran visibles en los centenares de personas que elaboraron las alfombras por donde pasari?a el papamo?vil.
Con cantos, guitarras y bandas musicales, la laboriosa tarea se hizo ma?s amena. “Una de las cosas ma?s bonitas de las visitas papales es la fraternidad y la alegri?a que nos une a todos”, indico? Mari?a Rami?rez.
Las formas geome?tricas, las figuras abstractas, las ima?genes del Hermano Pedro o de Juan Pablo II, adema?s de flores naturales, telas, citas bi?blicas y rosarios fueron so?lo un ejemplo de la imaginacio?n que se observo? en las zonas 9, 10, 13 y 14. La variedad no so?lo estaba en los materiales y en los motivos de las alfombras. En la actividad intervinieron nin?os, jo?venes escolares, religiosos, turistas, padres de familia y pensionados del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Desde lejos se lograba reconocer a los visitantes de Tenerife, Espan?a, que llevaban pan?uelos amarillos.
Vigilia
Mientras el Papa descansaba en la Nunciatura Apostólica, en el Estadio Nacional Mateo Flores se llevaba a cabo la Vigilia Nacional de la Juventud. Oraciones, alabanzas, vivas a Juan Pablo II y al Hermano Pedro corearon millares de jòvenes. Durante la actividad se desarrollaron desfiles de los grupos de las diferentes diócesis, cantos y prédicas.
Miles de jóvenes guatemaltecos, centroamericanos y además de otras nacionalidades como franceses, panameños participaron en la vigilia. En otras partes de la ciudad se iban formando las columnas que ingresarían al día siguiente al Hipódromo del Sur donde se realizaría la fastuosa y multitudinaria ceremonia de canonización del santo más querido de Guatemala: el Hermano Pedro.
Preparativos para la visita de Juan Pablo II en julio de 2002. (Video: Youtube)