La “Chepona”, campana mayor de la Catedral, dejó escuchar su metálico llanto a las 13.30 horas, una hora después que en la casa de salud del doctor Herrera Llerandi expiraba quien por más de 25 años fue el jefe espiritual de la iglesia católica de Guatemala.
Los esfuerzos médicos de los doctores Herrera Llerandi y Ernesto Cofiño, que le atendieron desde su ingreso a las 10 de la mañana, fueron inútiles, el infarto cardíaco era mortal. A las 12.55 horas una ambulancia del IGSS paraba frente al Palacio Arzobispal, conduciendo en una camilla a monseñor Rossell Arellano. Inmediatamente fue llevadao por familiares y amigos a una habitación del palacio donde horas más tarde se le practicó la autopsia de ley, por parte del doctor Arturo Carrillo, médico forense e inmediatamente se procedió a su embalsamamiento.
El jefe de gobierno, coronel Enrique Peralta Azurdia y los miembros de su estado mayor, llegaron minutos antes de las 13 horas al Palacio Arzobispal, para presentar su pésame a las autoridades eclesiásticas. Según se supo, el jefe de gobierno asistía a los festejos de la fuerza aérea, cuando fue notificado del fallecimiento del arzobispo y desde La Aurora, se dirigió al Palacio Arzobispal.
Grupos de señoras de los mercados, que se dieron cuenta de la llegada de la ambulancia, se presentaron de inmediato al palacio y al saber la noticia, irrumpieron en llanto.
Según se dijo a la prensa, monseñor Rossell, se despertó como de costumbre a las 7 de la mañana. Se dirigió luego al comedor donde tomó su desayuno como siempre. Sin embargo, después se quejó de un dolor en el pecho y a eso de las 10 horas, fue trasladado en una ambulancia del IGSS a la casa de salud del doctor Herrera Llerandi.
Monseñor, se informó, se preparaba para asistir a los actos que se inauguraban un día antes para celebrar el año jubilar, organizado por el gobierno eclesiástico y el cabildo metropolitano, el clero secular y regular y el pueblo de Guatemala por motivo de sus 25 años de labor pastoral.
Duelo nacional
Las radios capitalinas, interrumpieron sus programas habituales para dar la noticia del fallecimiento del jefe de la iglesia. El pueblo de Guatemala, vistió de luto y así desde temprana hora, eran incontables las personas que llegaron al palacio y a la Catedral, queriendo ver por última vez a monseñor.
El gobierno de la República, según se informó, acordó declarar cinco días de duelo nacional, durante los cuales ondeó a media asta el pabellón nacional en los edificios oficiales y se le rindieron los honores correspondientes.
En medio del dolor del pueblo, a las 19.15 horas, salió el ataúd con los restos mortales del Arzobispo, presididos por monseñor Mario Casariego, acompañado de otros sacerdotes, en medio de una valla formada por damas de las congregaciones religiosas, alumnos del Colegio San Sebastián, del Seminario y del Instituto Indígena Santiago. A las 19.2 salió el ataúd del palacio arzobispal. Allí se organizó el cortejo que coronó el parque central hasta su ingreso a la Catedral.
El ataúd fue colocado en un túmulo erigido frente al altar mayor que precisamente ese mismo día iba a ser inaugurado, por el duelo su estreno fue pospuesto. De forma casi inmediata el arzobispado fue asumido por monseñor Mario Casariego y Acevedo. Tras tres días de exequias en la Catedral y el Palacio Nacional fue sepultado en la nave de la epístola del templo mayor católico (hoy capilla del Justo Juez) donde descansan sus restos.
Vida
Monseñor Rossell y Arellano nació en Esquipulas el 18 de julio de 1894. Sus padres fueron Juan Ramón Rossell y doña Asunción Arellano de Rossell. Realizados sus estudios en el instituto de la cabecera departamental de Chiquimula, inició su carrera sacerdotal ingresando en el seminario conciliar de la capital en 1909.
Recibió la primera tonsura el 7 de marzo de 1912 de manos de monseñor Casanova y Estrada. Sus órdenes menores las recibió el 18 de septiembre de 1915 de manos de monseñor Riveiro y Jacinto. Recibió el subdiaconado el 2 de junio de 1917 y el diaconado el 25 de mayo de 1918, de manos del mismo monseñor Riveiro. Su ordenación sacerdotal se realizó el 21 de sptiembre de 1918 en el altar de la iglesia San Miguel de Capuchinas de la capital.
Su primer cargo fue como Párroco de Mazatenango. En 1921 fue llamado a la capital para fungir como secretario particular del arzobispo monseñor Luis Javier Muñoz y Capurón. Fue desterrado de Guatemala en compañía del arzobispo Muñoz por el gobierno anticlerical de la época. Al regresar al país sirvió como Sacristán Mayor de la Catedral contribuyendo a la reconstrucción del templo luego de los terremotos de 1917-18.
Fue párroco de Palencia, San Juan Sacatepéquez, Jocotán, San Cristóbal Totonicapán, en la capital estuvo en los templos de Santa Clara y El Carmen. Fue electo secretario de la curia en 1934. Un año antes había fundado el Colegio San Sebastián a un costado del templo del mismo nombre para servir a los padres necesitados del barrio.
En 1939 asumió el arzobispado de Guatemala, nombrado por el Papa Pìo XI hasta su fallecimiento el día 10 de diciembre de 1964.