Durante la diligencia efectuada por el juez primero de Primera Instancia, Isaías Figueroa, en la veterinaria San Francisco de Asis, zona 7, también se estableció que el animal no es agresivo, y que desde 1993 comenzó a recibir tratamiento médico.
Al permitir el ingreso de la Prensa al sitio donde tienen al perro, se pudo observar que su desplazamiento es torpe, a causa de que arrastra sus patas traseras, en especial la izquierda. Asímismo, se notó falta de coordinación en su cadera, y en ningún momento ladró ni mostró agresividad hacia las personas que estuvieron en el patio donde está su jaula.
El veterinario Claudio Bobadilla, quien ha atendido al animal desde 1993, expresó que Baloo padece de la columna, próstata y oídos, lo cual evidencia los efectos de su avanzada edad.
Después de dos meses de permanecer secuestrado, Baloo recuperará su libertad, por lo que la Fiscalía ya no considera necesario tenerlo a su cargo.
Sanción a forense
El antropólogo forense José Reverte Coma, quien fue propuesto por el Ministerio Público, afirmaba que Baloo atacó a monseñor Gerardi por órdenes de su propietario, el padre Orantes y le dió muerte.
La teoría causó revuelo y dio lugar a que se exhumara el cuerpo de monseñor Gerardi para practicarle una segunda necropsia. En esa operación no se pudo comprobar la polémica hipótesis, sin embargo Reverte se mantuvo firme.
El colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala formalizaría una acusación en contra de Reverte ya que debió ceñirse a los hallazgos que surgieron de la necropsia y no haber emitir declaraciones anticipadas.
El antropólogo español tenía antecedentes negativos en sus dictámenes ya que en 1993 fue expulsado de El Salvador tras investigar una masacre en dicho país.