Tan solo cinco días después, la revista Newsweek revela un extracto de las grabaciones en las que Lewinsky negaba que alguien tuviera conocimiento de su affaire con Clinton.
Esta?s segura de que nadie te vio en el estudio?, le inquiere a Lewinsky su interlocutora. Estoy absolutamente segura, replica Mo?nica Lewinsky. El estudio es un pequen?o salo?n contiguo al Despacho Oval de la Casa Blanca.
–Linda Tripp: Mira Mo?nica, sabemos que vas a mentir bajo juramento.. .si yo tengo que testificar, en el caso Paula Jones, dire? lo contrario de lo que tu? digas.
–Mo?nica Lewinsky: Bueno, no tiene por qué ser un problema.
–Linda Tripp: ¿Que? quieres decir? ¿Co?mo? Dime co?mo. Que? se supone que tengo que decir si me preguntan, ¿Mo?nica Lewinsky le ha dicho alguna vez que estaba enamorada del presidente o que habi?a mantenido con e?l una relacio?n fi?sica? Si digo que no, estare? cometiendo un jodido perjurio. En lo ma?s profundo de mi?, pienso que a ti no te gusta tener que mentir.
–Mo?nica Lewinsky: … Creo que a nadie le gusta… Yo mentiri?a en el estrado, del tribunal, por mi familia. Asi? es como me educaron. Si tuviera la misma sensacio?n que tu?, de que es incorrecto negar algo, entonces no lo estari?a haciendo…. Yo creci? en medio de mentiras permanentes… He mentido toda mi vida (…) Voy a negarla, la relacio?n con Clinton, para que no le atrapen, pero yo voy a pagar las consecuencias.
– Linda Tripp: Yo hari?a cualquier cosa por mis hijos, pero creo que no mentiri?a en el estrado por ellos.
– Linda Tripp: Esto es asqueroso, asqueroso… ¿Sabe, Clinton, que mentiste? ¿Se lo has dicho, verdad?
– Mo?nica Lewinsky: No.
– Linda Tripp: Pense? que, cuando telefoneo? la otra noche, se habi?an puesto de acuerdo.
– Mo?nica Lewinsky: Eh, bien, se lo quiero decir, no se?.
– Linda Tripp: Dios mi?o, ¿es que e?l piensa que vas a decir la verdad?
– Mo?nica Lewinsky: No, oh, por Dios.
– Linda Tripp: Al menos e?l esta? tranquilo de que esto no va a ir ma?s lejos por ahora, ¿no es cierto?
– Mo?nica Lewinsky: Si?.
Por aparte, el diario Los Angeles Times publico? que, en las conversaciones grabadas, Lewinsky confiaba haber mantenido relaciones con Clinton en la mansio?n presidencial, adema?s de haber mantenido largas conversaciones ero?ticas por tele?fono. La cadena CNN divulgó al mismo tiempo unas imágenes en las que se veía a Clinton con Lewinsky el día de la elección presidencial de 1996.
Confesión
El 18 de agosto de 1998 Bill Clinton admitía haber tenido una “relación inapropiada” con la ex becaria Mónica Lewinsky.
“Esta declaración ha podido hacer mucho daño a mi esposa, y lo siento profundamente”, reconoció Clinton en un mensaje televisado al país, en el que aseguró que no había pedido a nadie que mintiera sobre esa relación.
Clinton añadió que su vida privada le pertenece a e?l, porque “incluso los presidentes tienen vida privada” y que debía de resolver el asunto con las dos personas que mas ama: mi mujer, mi hija y nuestro Dios, puntualizó.
El presidente reconocio? que, cuando dijo en pu?blico y en su declaracio?n del caso Paula Jones que no habi?a tenido ninguna relacio?n con Lewinsky, no dijo nada que fuera ilegal, pero “no dije voluntariamente toda la verdad y confundi? a la gente, incluso a mi esposa”.
Explico? que actuo? asi? primero para protegerse a si? mismo por “la vergu?enza” que supondri?a el esca?ndalo, para proteger a su familia y porque las preguntas se plantearon “dentro de una querella inspirada por motivos poli?ticos y que ya ha sido desestimada”.
El presidente dijo que contesto? “veri?dicamente” a las preguntas de los fiscales, y reconocio? que la relacio?n con Lewinsky fue “un fallo personal y un error grave de juicio por el que asumo toda la responsabilidad”.
La breve declaracio?n del presidente, de unos tres minutos de duracio?n, concluyo? con una invitacio?n a los estadounidenses
a apartar su atencio?n “del especta?culo de los u?ltimos meses, y volver a centrarla en los retos y promesas del pai?s”.
Humillación
La confesión de Clinton significó para su esposa Hillary, el momento más humillante de su matrimonio. La primera dama norteamericana al parecer no habría sido puesta al conrriente de los detalles de la relación de su esposo con la ex becaria y hasta ese momento habría creído sinceramente en el desmentido de su esposo.
Hillary siempre había dado a Clinton su apoyo en privado y en público en momentos críticos. Por ejemplo, en 1992 salvó su campaña presidencial, negando jutno a él por televisión, las afirmaciones de Gennifer Flowers, una ex cantante que reinvindicaba una relación de 12 años con Clinton.
Al conocerse el escándalo Lewinsky, Hillary apoyó a su esposo por televisión, denunciando una campaña de mentiras contra su esposo. Sin embargo al conocerse la confesión de Clinton, la primera dama no dio la cara y dejó que fuera solo Clinton, quien ofreciera disculpas por los errores cometidos.
Absolución
A pesar del escándalo mediático y del momento que políticos opositores aprovecharon para tratar de hundir al presidente, Clinton fue abusuelto por el Senado en febrero de 1999 al rechazar la acusación de perjurio y obstrucción de la justicia en contra del mandatario por el escándalo con Lewinsky.
Al quedar zanjado, al menos jurídicamente, el asunto Clinton-Lewinsky, ésta se convirtió en toda una celebridad al realizar entrevistas a programas del corazón, publicar un libro donde contaba su verdad sobre la relación con el presidente, la cual calificó de “amor a primera vista”.
Clinton también contó su verdad en 2004 al publicar su autobiografía en la que menciona el escándalo con Lewinsky el cual calificó como un error.
Por su parte Hillary al salir de la Casa Blanca continuó en la política, cada vez más fuerte que nunca, pudo superar el escándalo de su marido “con mucha fe” como afirmó recientemente y hoy está a un paso de convertirse en la primera mujer Presidenta de los Estados Unidos.
Infieles en la Casa Blanca
El presidente Bill Clinton se convirtió en el primero en el que se ve obligado a hablar públicamente de sus supuestas relaciones extramaritales, pero no es el único que ha sido adúltero mientras su estancia en la Casa Blanca.
De hecho, algunos de los presidentes más apreciados por los estadounidenses o por los historiadores, como Franklin Roosevelt o John Kennedy, cometieron adulterio sin que ello fuera explotado por la prensa ni por sus rivales políticos.
Tal vez el caso más conocido fue el de John F. Kennedy, de quien, sólo tras su muerte, comenzó a conocerse su vida privada.
Una larga serie de mujeres admitieron haber tenido relaciones con el asesinado presidente, como la pintora Mary Meyer, la cabaretera Blaze Starr o Judith Exner, quien a la vez era amante del famoso “capo” mafioso, Sam Giancana. A Kennedy y a su hermano Robert se les relacionó amorosamente con la famosa actriz Marilyn Monroe, y la extraña muerte de ésta no hizo sino alimentar los rumores.
Franklin Delano Roosevelt, uno de los presidentes más carismáticos, 1933-45, mantuvo larga relación con Lucy Page Mercer, aunque no se sabe exactamente cuándo comenzó. Fue en 1918 cuando Eleanor Roosevelt descrubrió el asunto y exigió a su marido que la dejara, cosa que hizo, al menos por un tiempo.
Lyndon Johnson, 1963-69, tuvo, según su biógrafo, un largo romance con Alice Glass. La relación comenzó a finales de los años 30 y finalizó en la década de los 60 debido a la oposición de ella a la Guerra de Vietnam.
Otro presidente que cometió adulterio estando en la Casa Blanca fue el republicano Warren Harding, 1921-23, quien tuvo una relación con una mujer llamada Nan Britton desde 1917, con quien tuvo una hija llamada Elizabeth en 1919, cuando él aún era senador por Nueva York.