Además de esa grieta principal se observan otras grietas adicionales, hundimientos de tierra, paredes rajadas en varias casas en un área de ocho manzanas. El desastre coincidió con los fuertes aguaceros que azotaron la ciudad un día anterior, ocasionando inundaciones en toda la zona.
El ingeniero Julio Obiols, alcalde metropolitano de la época, al conocer lo ocurrido se presentó en el lugar de los hechos, acompañado de varios ingenieros de la municipalidad. Luego de haber estudiado el siniestro concluyeron en que se trataba de una “falla geológica” cuyos orígenes lo atribuyeron a la actividad reciente del Volcán de Fuego. Sin embargo los vecinos atribuyeron el hecho a la deficiencia en la construcción de los drenajes.
El alcalde Obiols indicó que en realidad costaba trabajo explicarse como el hecho de abrirse una zanja por malos drenajes pueda tener tanta fuerza para afectar un área tan grande, con daños generalizados a un buen número de casas, algunas de las cuales quedaron en tales condiciones que sus vecinos se vieron obligados a desalojarlas, al darse cuenta de que el piso de hundía y se corría el inminente peligro de que la casa de derrumbara.
Los vecinos, sin embargo insisten en inculpar a la municipalidad pero, de todas maneras, un estudio técnico detenido del problema será lo que realmente clarifique lo ocurrido en tan extraña forma en La Reformita.
Perjudicados
Entre lodazales en los cuales materialmente desaparecían los pies, y en algunos casos, gente descalza se hundía casi hasta la rodilla. Un niño identificado como Jorge Egberto Canel García de un año y tres meses de edad se salvó milagrosamente de caer a la grieta ya que parte de ésta se abrió cerca de su vivienda. Otras cien casas del área presentaban grietas en paredes, hundimiento de tierra en los patios. Otras viviendas construidas con adobe también presentaban serios daños. Ante la situación el Alcalde sugirió a los vecinos que abandonaran sus viviendas ante el peligro que corrían.