De hecho, por muchos años se consideró su gestión solo como un comodín o una salida fácil para olvidar la muerte de Carlos Castillo Armas.
González López era zacapaneco, abogado y exintegrante del Tribunal Electoral y sustituyó en la presidencia a Castillo Armas, quien fue asesinado en julio de 1957.
El Congreso le dio posesión en su calidad de “primer designado”, con la condición de que convocara a elecciones a más tardar dentro de los cuatro meses siguientes.
Gana Ortiz Passareli
González López convocó a comicios presidenciales para el 20 de octubre de 1957, cuando fue adjudicado el triunfo al civil Miguel Ortiz Passareli; sin embargo, el resultado fue anulado el 23 del mismo mes, ante protestas por posible fraude, y porque el derrotado más dolido era el militar Miguel Ydígoras Fuentes.
Además, las presiones sobre González López eran excesivas.
Un nuevo movimiento militar, unido al clima político inestable, motivaron la renuncia de González, quien fue reemplazado por una junta militar de gobierno.
El 24 de octubre de ese año, Prensa Libre publicó la noticia de la renuncia y los nombres de la junta militar.
“La integración de una junta militar de gobierno, se discutió anoche en prolongado debate, entre jefes y oficiales del ejército, en el despacho del estado mayor del ejército, en cuanto se conoció la renuncia del presidente interino licenciado Luis Arturo González López”, indicaba una nota de Prensa Libre.
No cabe duda de que renunció presionado por Juan Francisco Oliva, su ministro de la Defensa, quien le insistió que declarara nulas las elecciones del 20 de octubre.
Sin embargo, detrás de todo ese lío político estaba la figura Ydígoras Fuentes, quien ansiaba hacerse del poder desde hacía casi una década.
Interesado y anhelante
¿Qué intereses movían a Ydígoras? En primer lugar, ya había sido desplazado por los militares y civiles de la Revolución de octubre de 1944.
En segundo lugar, la figura de Jacobo Árbenz Guzmán lo opacó a principios de la década de 1950, y eso le dolió en el alma.
En tercer lugar, era un aliado acérrimo de la CIA en Centroamérica y como tal decía combatir a los movimientos comunistas en el país.
Lo interesante de esta cronología es que ya dos veces había intentado llegar al poder por medio de comicios. Y lo que más le encolerizó en octubre de 1957 era haber sido derrotado por un civil. Finalmente, su objetivo de hacerse del poder se concretó en 1958.
De vuelta a octubre
Pero volvamos a los hechos de aquella tarde del 26 de octubre de 1957.
Como no había más que hacer en el Palacio Nacional, González López se encaminó a las 21 horas a la Casa Presidencial por el túnel de la 5a. calle. Ese día, “lucía traje verde mar, con franjas cafés y un rostro muy amable”.
Agobiado por la manipulación, y acosado durante toda la noche por la cúpula del Ejército, cedió el mando a una junta de gobierno integrada por los coroneles Óscar Mendoza Azurdia, Gonzalo Yurrita Nova y Roberto Lorenzana, quienes gobernaron solo del 24 al 26 de octubre.
El Congreso anuló los comicios y llamó al segundo designado a ocupar la Presidencia, el coronel Guillermo Flores Avendaño. El Ejército volvía de nuevo al poder.
Historia reciente
La historia de intriga, golpes, contragolpes e intervención del Congreso se repitió en 1963, con Enrique Peralta Azurdia, quien le dio golpe de Estado a Miguel Ydígoras Fuentes; con Efraín Ríos Montt en 1982, que derrocó a Romeo Lucas, y con Jorge Serrano en 1993, quien cometió el error de dar autogolpe de Estado.
En este último caso, el Congreso nuevamente tuvo que elegir entre los candidatos propuestos.
En aquella ocasión contendían el abogado Ramiro de León Carpio y Arturo Herbruger Asturias, presidente del Tribunal Supremo Electoral.
Al ver la fuerza que cobraba la candidatura de De León Carpio, Herbruger desistió. “Ramiro”, como cariñosamente le llamaba el pueblo, fue electo presidente, y Herbruger, vicepresidente.
El último caso de presidente de transición fue Alejandro Maldonado Aguirre, quien fue nombrado por el Congreso el 3 de septiembre de 2015, en sustitución de Otto Pérez Molina.
Pérez Molina renunció el 2 de septiembre de ese año por escándalos de corrupción y defraudación aduanera. Un dato curioso es que Maldonado Aguirre ya había sido nombrado vicepresidente, en lugar de Roxana Baldetti Elías, quien también renunció en mayo de ese año por los mismos delitos que Pérez Molina.