De hecho, el TSE nace en un período de transición política caracterizado por el ascenso de civiles a la Presidencia, luego de décadas de estancamiento militar.
Para evitar mangoneos y una adecuada independencia del nuevo ente, se garantizó su autonomía y autoridad a escala nacional.
En adelante, sería el TSE el único autorizado para convocar a elecciones presidenciales, de diputados y alcaldes.
El TSE se rige por el Decreto 1-85 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos y tiene, entre otras facultades, convocar, diseñar, fiscalizar, controlar y sancionar el proceso electoral.
Misión y símbolo
Parte de su misión es que “El Tribunal Supremo Electoral se define como la máxima autoridad en materia electoral, independiente, objetiva, confiable, y garante de la administración de los procesos electorales”.
Su logotipo está representado por un dispositivo para votar, en el cual la T divide a la S y la E.
Originalmente se constituyó por cinco magistrados titulares, y en la actualidad por cinco titulares y cinco suplentes.
Sus pilares fundamental fueron, hace 32 años, la Ley Orgánica, la Ley del Registro de Ciudadanos y la Ley de Organizaciones Políticas.
Uno de los frutos de la institución es la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la cual ha servido para garantizar la legitimidad de las organizaciones político-partidistas del país.
De grata recordación
El primer presidente del TSE fue Arturo Méndez Herbruger, un connotado abogado guatemalteco nacido en 1912.
Méndez Herbruger también fue Vicepresidente del país.
El 28 de mayo de 1993, cuando era presidente del TSE, se negó a convocar a elecciones anticipadas, tal como lo ordenó el autogolpista Jorge Serrano Elías, mandatario en aquel entonces, y quien disolvió “de un plumazo” los poderes del Estado.
El 18 de junio de 1993, después del Serranazo, el Congreso eligió a Méndez Herbruger Vicepresidente de la República -para integrar el binomio junto con Ramiro de León Carpio- cargo que ejerció hasta el fin de su mandato, el 14 de enero de 1996.
Falleció en 1999.
Los guatemaltecos lo recuerdan como hombre intachable, de preclara inteligencia y sólidos principios.
Prueba de esa solidez de convicción fueron momentos como haber soportado la persecución durante el gobierno de Árbenz, haberse opuesto a Serrano Elías en su capricho de elecciones anticipadas, y haber aceptado, en un momento crucial pero riesgoso, la Vicepresidencia del país.
Luego de Méndez Herbruger ocupó temporalmente la presidencia del TSE Fernando Bonilla, quien falleció al año siguiente.
El tercero en turno fue Mario Guerra Roldán, en 1994, quien organizó las elecciones de 1995 en medio de un clima de inestabilidad y la zozobra del conflicto armado interno.