The Black Power —El Poder Negro— fue una corriente creada para luchar contra lo que se catalogaba en la década de los años de 1960 como la supremacía blanca. Este movimiento se extendió por todo el mundo; sin embargo, en Estados Unidos tuvo su máxima expresión.
Esta tendencia perseguía la igualdad racial, creación de instituciones culturales y políticas para defender, fomentar y luchar por los intereses de la sociedad negra, que en ese entonces se consideraba desfavorecida en comparación de los arios.
El nacimiento del término es aún discutido debido a su uso político; sin embargo, la primera vez que se vio una publicación con esas palabras fue en 1954, cuando Richard Wright —escritor estadounidense de novelas y cuentos— publicó un libro con el nombre Black Power.
Los años de 1960 transcurrían y con ello algunos medios de comunicación daban a conocer tímidamente los abusos contra los afrodescendientes.
La lucha ideológica era constante y los seguidores del movimiento The Black Power necesitaban un revulsivo, algo que llamara la atención del mundo, un grito que dijera “estamos aquí”. Fue ahí cuando nacieron las leyendas de Tommie Smith y John Carlos.
Revolución deportiva
El 16 de octubre de 1968 el corredor estadounidense Tommie Smith ganó la prueba de 200 metros planos en los Juegos Olímpicos de México y se adjudicó la medalla de oro.
El atleta cronometró 19.83 segundos y estableció un nuevo récord del mundo. El segundo lugar fue para el australiano Peter Norman —20.06 segundos— y en el tercer puesto se ubicó el también estadounidense John Carlos —20.10 segundos—.
Todo transcurrió con normalidad después de pasar la línea de meta. El momento de la ceremonia de premiación llegó, fue ahí cuando se marcó un punto y aparte en la historia del deporte mundial.
Al momento de subir al podio los tres atletas, llamó especialmente la atención que Smith y Carlos llevaban un guante negro en sus manos.
Los atletas recibieron sus medallas, y cuando comenzó el canto del himno de Estados Unidos, Smith y Carlos cerraron los ojos, bajaron la cabeza y levantaron el brazo por todo lo alto. Los puños en los cuales tenían los guantes estaban cerrados fuertemente. El mensaje era claro, apoyo total a The Black Power.
Además, los deportistas llevaban distintivos del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos, incluido el australiano Norman, quien simpatizaba con la filosofía de los estadounidenses.
La imagen causó que los ríos de tinta fluyeran por todos los periódicos del mundo al copar sus titulares y portadas. Las imágenes de televisión convulsionaron la pantalla chica. Los medios de comunicación contribuyeron a que por fin The Black Power llegara a todos los rincones del globo.
Al momento de retirarse de la ceremonia de premiación, los atletas fueron abucheados por los aficionados. La reacción del Comité Olímpico Internacional (COI) no se hizo esperar.
El COI era liderado en ese entonces por Avery Brundage, quien también había sido presidente del Comité Olímpico Estadounidense.
Brundage ordenó que se expulsara a los atletas de la Villa Olímpica, y que a su criterio el gesto fue debido a un conflicto de política interna, lo cual iba en contra de los valores olímpicos.
La delegación estadounidense se negó a la petición, entonces el presidente del COI dijo que si no se retiraban, todo el equipo de las barras y las estrellas sería excluido de las justas. Finalmente Smith y Carlos abandonaron las instalaciones olímpicas.
“Si gano, soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo malo, entonces se dice que soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos”, dijo Smith.
Smith y Carlos fueron señalados en su país, sufrieron infinidad de actos discriminatorios, hasta el punto de que ellos y sus familiares fueron amenazados de muerte.
A partir del acto, sus carreras en el atletismo fueron breves. Smith y Carlos jugaron futbol americano para los Bengalies de Cincinnati y las Águilas de Filadelfia, respectivamente.
El momento del retiro llegó y sus vidas han transcurrido alejados de la gloria y recibiendo algún reconocimiento de manera esporádica.
“Había baños para los blancos, muy limpios, y para los negros, muy sucios. No había igualdad en ningún sentido”.