El 17 de enero de 2004, al dejar Portillo la Presidencia, las nuevas autoridades que tomaron posesión de Casa Presidencial encontraron los despachos vacíos, ya que ni siquiera lapiceros habían dejado. Las computadoras y teléfonos estaban obsoletos, los archivos vacíos, faltaban vehículos y las instalaciones estaban averiadas.
En el despacho presidencial solo habían dejado una mesa y una silla y un teléfono en una mesita de la cocina.
Las lámpara habían sido arrancadas, lo cual fue confirmado por Eduardo Stein, vicepresidente de Óscar Berger.
Inventario de destrozos
Desde la toma de posesión los funcionarios se dieron a la tarea de hacer un inventario de los bienes que hacían falta y el mal estado en que había dejado el gobierno del Frente Republicano Guatemalteco la Casa Presidencial.
Berger, al tener conocimiento de los daños al patrimonio nacional, dijo que no acusaba a nadie y esperaba que concluyera el informe final.
Además, se desconocía el paradero de la flotilla de 10 vehículos tipo agrícola que servían para transportar a miembros de la seguridad y que había sido adquirida al inicio de la gestión del ex presidente Alfonso Portillo.
Continúa recorrido
En el despacho del mandatario se pudo observar que en las paredes no había ningún cuadro colgado, lo único era un escritorio vacío, dos sillas, dos teléfonos, una librera con una enciclopedia y un reloj de pared que no funcionaba.
En la sala de espera había sillones de cuero y dos sillas forradas muy desgastados. Uno de los empleados de la casa manifestó que esos sillones habían sido forrados durante el gobierno de Arzú, pero estaban totalmente dañados y que habían cargado hasta con las vajillas.
Igualmente, en el despacho de la primera dama faltaban varios enseres.
El despacho vicepresidencial fue el único lugar de Casa Presidencial que se encontraba en perfectas condiciones.
Viejas costumbres
Los nuevos moradores de Casa Presidencial indicaron que el despacho que utilizó Portillo no se parecía al de un presidente, pues solo tenía un escritorio y unas sillas.
De comprobar que faltaban bienes del Estado, interpondrían las respectivas denuncias, ya que la apropiación y retención de bienes es un delito. Si se comprobaba que faltaba algo, podrían demandar al ex mandatario, dijo Roberto Molina, del Centro para la Defensa de la Constitución, y que esto ya se había vuelto costumbre de todo gobierno saliente.
La vocera presidencial de Berger, Fernanda Castejón, informó que el ex gerente de la Presidencia durante el gobierno de Álvaro Arzú, Mariano Rayo Muñoz, había dejado sin mobiliario ni equipo de cómputo a la Secretaría Particular del mandatario de la República y a la Gerencia Presidencial.
Sorpresa
Cuatro días después de que Portillo asumiera la Presidencia, fue informado por el ex jefe del Estado mayor de la Presidencia, Rudy Pozuelos, de que el mobiliario utilizado por la Secretaría particular de la Presidencia había sido devuelto por Rayo a Segeplan.
También se supo que la subsecretaria de de Comunicación Social de la presidencia de Arzú, Marjorie Koplowitz Man, regaló al Ejercito dos cámaras de video y muebles propiedad de la Presidencia.