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Cómo fue la crucifixión de Jesús y por qué se recuerda durante el Viernes Santo

¿Por qué se utilizaba la crucifixión? ¿Para quiénes estaba destinada? ¿Qué suponía morir así? Estas preguntas cobran vida cuando se habla de la muerte de Cristo, considerada atroz e inhumana.

Imagen de la crucifixión de Jesús

Imagen de archivo de un Viernes Santo en Guatemala, cuando la Compañía de Teatro dirigida por Ana María Bravo representó la pasión y muerte de Cristo por las calles del centro histórico (Foto: AFP)

Este es el sentido del “gran día”, es decir, el Viernes Santo, cuando un hombre fue llevado hasta el Monte de la Calavera y clavado en un madero que él mismo había ido cargando desde el pretorio de Pilatos.

El Viernes Santo no se celebra el santo sacrificio de la misa, porque es un día de reflexión, se celebra en su lugar, la liturgia de la palabra, se lee el evangelio de la Pasión de Cristo y se realiza la adoración de la Santa Cruz y se distribuye la comunión con las hostias consagradas en el oficio del Jueves Santo.

Aunque históricamente hay discrepancias de si Jesús cargó solamente el travesaño o palo destinado para clavar los brazos, o toda la cruz como tal, sí hay evidencias históricas de que fue clavado con los brazos abiertos y las piernas extendidas.

Tampoco hay evidencia real de si fueron tres o cuatro clavos, debido a que las representaciones artísticas varían, porque retratan a Cristo con un pie encima del otro, o con un clavo en cada extremidad inferior.

La procesión de Jesús de La Merced, patrón jurado de la ciudad es la última de la semana santa donde sale el Nazareno. (Foto: Óscar Rivas)
Viernes de sacrificio

Por tradición y con base en hechos históricos y relatos del Nuevo Testamento, se considera el Viernes Santo como el día del sacrificio supremo.

Esto, porque se asocia con la fiesta de la Pascua judía, magna celebración para conmemorar la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud egipcia.

Las profecías coinciden en que Jesús mismo es el “cordero inmolado” en la Pascua, “el que quita el pecado del mundo”, “víctima, altar y sacrificio”, “el liberador supremo”.

En las escrituras

San Juan, uno de los doce apóstoles del Señor y también evangelista, nos dice:
“Tomaron, pues, a Jesús, y El salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, donde le crucificaron, y con El a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS.…”

Aunque Pilatos ya había sido disuadido por su mujer de no condenar a Jesús, aquel fue presionado por la muchedumbre, que pidió el castigo de la crucifixión.

Los azotes eran una forma de represalia y advertencia, pero no bastaron en el caso del Mesías. Pilatos pensó que si el populacho veía a Jesús sangrante y en un estado lamentable, se apiadaría y quedaría satisfecho, pero no fue así.

Juan, el discípulo amado y a la vez compañía y apoyo de la madre de Cristo, fue testigo ocular de esta condena, del camino al Calvario y de la muerte de Cristo.

Tortura y crueldad

La crucifixión es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared, normalmente desnudo, y dejado allí hasta su muerte.

Esta forma de ejecución fue usada en la Roma Antigua y en el Mediterráneo, y métodos parecidos fueron inventados por los persas.

La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el año 337, después de que el cristianismo fue legalizado en el Imperio romano en 313 por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio.

Acto de la crucifixión de la imagen del Señor Sepultado de La Recolección, el viernes santo. (Foto: Hemeroteca PL)
Tipos de cruces

Aunque también se habla de variedad de cruces, también se asocia este castigo como “llevar al condenado al patíbulo” como un sinónimo de la palabra cruz.

Autores latinos como Séneca hacen referencia a lo doloroso y atormentador que significaba morir en la cruz. Era una muerte lenta, causada por sofocamiento, porque el corazón y los pulmones sufrían al extremo de causar asfixia.

Además, era imposible que el condenado permaneciera firme porque al cansarse desplomaba el peso del cuerpo sobre los pies.

Los integrantes de la hermandad del Templo de La Recolección realizan el acto del descendimiento de la imagen del Sepultado, lo presentan al pueblo y a la Virgen. (Foto: Hemeroteca PL)
Ubicación de los clavos

En la cultura popular existe la creencia de que las heridas de Cristo estaban “en las manos”, de que el condenado era clavado en las manos.

Sin embargo, los clavos eran colocados debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo.

Otra teoría apunta al uso de los huesos de la muñeca, en el espacio entre los huesos del carpo, conocido como espacio de Destot.

Esto explicaría por qué el condenado siempre extendería involuntariamente los dedos índice y mayor de cada mano en oposición al pulgar. Y es porque el clavo destruiría tendones vitales de la mano y los dedos.

Reviven el momento

En varias partes del mundo se escenifica la pasión de Cristo cada Viernes Santo. México, Filipinas, Guatemala y otras partes del mundo recrean el martirio del Salvador a su manera.

Así, por ejemplo, en Chiantla, un municipio de Huehuetenango, en Guatemala, ha incorporado la celebración en vivo como parte de sus tradiciones locales.

También se habla de hombres que se prestan voluntariamente para ser crucificados. Este ritual, practicado en varias partes del mundo incluso ha sido considerado como una especie de pieza teatral en las calles.

Requiere de esfuerzo, dedicación, y sobre todo, de mucha fe, representar cada uno de los personajes de la Pasión.

El Santo Entierro de la Iglesia El Calvario es de las procesiones más multitudinarias y lleva el anda más grande con capacidad para 140 cargadores. (Foto: Hemeroteca PL)

Así, más de quince  mil pobladores y turistas presencian cada Viernes Santo la Pasión en vivo que organiza el Club Entusiasta Cuchumateco, en Chiantla, Huehuetenango, y en la que participan unos 125 actores.

La representación en Chiantla parece tan real que contiene detalles muy particulares, como que la cruz que carga el personaje que representa a Cristo pesa casi ciento cincuenta libras, y que los empujones son tan reales que arrancan más de una lágrima a quien presencia la representación.

Es una mezcla de arte y fe, pero, como lo reconocen los actores, se requiere de una preparación profunda, ayuno y fuerza interior.

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